Amor Escupido

Pol Granch. Sin lugar a dudas, uno de los grandes talentos que han surgido en el último lustro en la escena española. Sin lugar tampoco a dudas, uno de los artistas más carismáticos e hipnóticos del universo musical en castellano en los últimos tiempos. Es un auténtico animal interpretativo en directo, por como canta pero sobre todo por cómo se mueve, por cómo mira. La presentación de su último disco la pasada semana en el Teatro Eslava de Madrid fue absolutamente brillante. Hay algo dentro de este chico que no se ve ni todos los días ni todos los años. Como si fuera Peter Pan, convenciendo a Wendy de que puede volar, como si fuera Peter Pan, sin ninguna intención de crecer, Pol Granch se sube al escenario y todo el mundo mira. Es un talento incuestionable, arrebatador. Igual de incuestionable, tampoco hay lugar a dudas, de que es uno de los personajes más controvertidos del panorama musical actual. Tanto en los corrillos de la industria como en las redes sociales, hay una corriente de opinión que destaca lo conflictivo de su persona. Sin embargo, Pol Granch se agarra a algo, no sé a qué, y no llega nunca a caer arrastrado por su propia condición. Ese algo, intuyo, es su propia condición, es su talento. Un talento que le ha hecho firmar uno de los mejores álbumes abiertamente pop que se han hecho en España en los últimos años.

“Amor Escupido” es un trabajo que no necesita jugar a la experimentación como han hecho otros grandes artistas que han firmado trabajos enormes –superiores a este, claro– en los últimos años, como Rosalía o C. Tangana. “Amor Escupido” es, con todo lo que esto supone, un álbum de pop clásico, bien entendido, elegante, preciso,  donde Pol Granch abre las puertas de su imaginario y su universo creativo con la una facilidad insólita entre sus compañeros de escena mainstream, donde podemos reconocer y rastrear esa esencia, esa condición, esa personalidad, que le da la vida y se la quita. En este “Amor Escupido”, donde el propio título ilustra la dicotomía de un artista único que se mueve como un equilibrista sobre una cuerda finísima por encima de una piscina llena de pirañas, a veces con su propio rostro, encontramos dieciséis canciones llenas de potencial que han subido varias veces la apuesta respecto de “Tengo que calmarme”, el anterior álbum, muy notable, de un Pol Granch que ha pulido su sonido hasta hacerlo reconocible y único, y al mismo tiempo adictivo y con fuerza y calidad como parar llegar a lo alto de las listas de éxitos. En los contras, ese universo en el que entramos con facilidad, a veces recurre demasiado al mismo tipo de frases, de motivos líricos, que contrastan enormemente con grandes hallazgos en el mismo plano en prácticamente la totalidad de canciones del álbum. A veces, con solo medio minuto de distancia, Pol Granch es capaz de abrirte la puerta a una historia en apenas dos frases y de no saber cerrarla. Un pero fácilmente subsanable, en todo caso, ya que le sitúa, por la exigencia que le supone, entre los artistas grandes de su generación, independientemente del género o el estilo, más que entre los miembros del club de la radiofórmula, de quien nadie espera soluciones geniales.

Además de los brillantes adelantos que han visto la luz en los últimos meses como “Lüky Charm”, “No pegamos”, la genial “Kriño” o “De colegio”; “Amor Escupido” viene cargado de nuevos temas como el que da nombre al trabajo, “Colgao” o “Velocidad a tope”, este último producido por el propio artista, que conforman un proyecto sólido y lúcido, con el que Pol Granch tiene ya una carta de presentación lo suficientemente atractiva como para ampliar horizontes. Pinta bien. Nominado a mejor artista emergente en los Grammy Latinos, Pol Granch se prepara para dar el salto en el mercado latinoamericano siguiendo la tradición de los grandes artistas pop españoles. Una coyuntura donde puede aprovechar el tirón que le supuso participar en “Élite” (es tan carismático el cabrón tanto en el escenario como en pantalla) para navegar en aguas menos agitadas, mañas amables, que sin duda le vendrían bien. De ese movimiento, de su éxito, depende en parte su futuro. Su presente, en cambio, “Amor Escupido” mediante, no puede ser más prometedor . Es lo que tiene la calidad. Pol Granch, insisto, acaba de firmar un buen álbum pop.