Uno ya no espera grandes cosas de uno de los músicos negros más importantes de la historia. Prince se ha convertido en una especia de chiste gracias a sus excentricidades y lleva años sin publicar un disco realmente relevante.
“Planet Earth” es un trabajo correcto y brillante por momentos, en tanto Prince maneja como pocos unos códigos que él contribuyó a formar. Diríamos que nadie mejor que Prince para interpretar a Prince. Siguiendo la estela de sus últimos trabajos, pasea su versatilidad, sus tics compulsivos –esos teclados- y sus particulares manías. “Guitar” o “The One U Wanna C” son contagiosas y horteras a partes iguales. El tipo de canción que te da rabia que te guste, la expresión de algún conflicto no resuelto con tu temprana adolescencia. Pero cuando más Prince es Prince es cuando se pasa de vueltas, como en la ultrasedosa “Somewhere Here On Earth” o el disco-funk de “Chelsea Rogers”, cuando se lleva hasta la frontera entre el genio y el ridículo, cayendo ahora a un lado y ahora al otro, cuando no le da por viajar en el tiempo y recuperar el sonido, ahora superado, de su época dorada a principios de los ochenta.
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