Han pasado nueve años desde que viese la luz ‘Loud Like Love’ (EMI, 13), el que hasta ahora era último (y revalorizado con el paso del tiempo) álbum de estudio de Placebo. Una larguísima espera paliada con la publicación del ‘MTV Unplugged’ (Universal, 15) grabado en Londres, el recopilatorio ‘A Place For Us To Dream: 20 Years Of Placebo’ (Rise, 16), y alguna canción nueva como “Jesus’ Son” o la versión del “Life's What You Make It” de Talk Talk. En cualquier caso, ese periodo de asueto llega definitivamente a su fin con la publicación de ‘Never Let Me Go’ (So Recordings), flamante nuevo elepé de Brian Molko y Stefan Olsdal y octavo ya dentro de su discografía.
Una referencia que, en la práctica, recupera aquel sonido clásico y a todas luces reconocible de Placebo, con mayor intensidad que en anteriores entregas y conformando lo que bien podría ser una continuación lógica de ‘Black Market Music’ (Virgin, 00) y ‘Sleeping With Ghosts’ (Mercury, 03). Una obra copada por trazo intachable e inclusivo, en el que la inconfundible voz de Molko –tan penetrante como elegante y madura– cruza de arriba a abajo unos ambientes oscuros y ampliamente sugestivos. El álbum se abre con los ecos industriales de la hermética “Forever Chemicals”, antes de que el espléndido single “Beautiful James” evidencie que el uso de sintetizadores será un elemento clave en el disco. La inquietante “Surrounded By Spies” parece cuestionar el uso que damos a la tecnología, mientras que “Try Better Next Time” se situaría en el extremo opuesto al lucir como la apuesta indisimuladamente pop del lote. “The Prodigal” es otra de las gemas del producto con esos violines que engalanan la pieza sin eufemismos, además de “Twin Demons”, la pegadiza “Birthday In The Sky” o “Chemtrails”. Ya en el tramo final se ubican los aciertos introspectivos, en una secuencia que aúna la melancolía de “This Is What You Wanted”, ese medio tiempo habitual que es “Went Missing”, y “Fix Yourself” ejerciendo como distinguido cierre.
El trabajo se ubica entre los dos mundos propiedad de Placebo, pudiendo resultar claustrofóbico pero también esperanzador, en un efecto realista que señala al momento angustioso e incierto de ahí afuera, en el que es la propia supervivencia quien invita a seguir adelante. Una dualidad turbadora y apuntalada en base a un conjunto de temas que, juntos, consiguen brillar como antaño. Placebo seguramente no sumará nuevos adeptos con ‘Never Let Me Go’, y sin embargo es el tipo de disco que todos los seguidores del combo ansiaban recibir. Un título que recupera la esencia más ilustre de la banda, en base a composiciones señaladas con la impronta de un grupo que en su ansiado regreso vuelve a rallar a gran nivel.
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