Small Mercies
Discos / Pixx

Small Mercies

7 / 10
Álex Jerez — 28-08-2019
Empresa — 4AD
Género — Pop

Hannah Rodgers encontró en los sintetizadores la base perfecta para construir su propio sonido. De esta forma nos dejó en 2017 con la boca abierta con aquel sólido debut que fue “The Age of Anxiety”. Con solo 21 años la artista tenía más que claro su camino y, a pesar de la falta de experiencia, prometía regalarnos momentos bastante brillantes en el futuro. Y así ha sido, “Small Mercies” es una perfecta continuación de todo lo que construyó con su predecesor. Un conjunto de canciones que aumentan la riqueza sonora que hasta ahora hemos relacionado con Pixx y un arsenal de letras anti-sistema que ponen en tela de juicio temas tan complejos como la religión o la lucha por la igualdad.

El segundo largo de Rodgers está cubierto de un velo de desconfianza que te obliga a juzgar la naturaleza humana. Es como una especie de grito a las injusticias que está cansada de ver a diario y una petición al pueblo para que abra definitivamente los ojos. Establecida en Londres, la artista asegura que parte de su crecimiento musical, especialmente las letras, se lo debe a la vida de la ciudad y a esos eternos recorridos en transporte público que le obligan a dejar volar su imaginación como forma de distracción. “Small Mercies” desprende una personalidad arrolladora, la esencia de una mujer fuerte a la que nadie puede callar pero a la vez siente una tremenda tristeza por la opresión que observa a diario. Entre los temas más complejos a abordar está la relación que atraviesa con la religión y la figura de Dios en concreto. Cómo se vio obligada a vivir una educación religiosa sin elegirla y cómo la ve ahora desde lejos. En “Mary Magdalene” hace una comparativa ante el tratamiento de la figura bíblica y la dureza de padecer una relación tóxica con connotación sexual incluida (I'm Mary Magdalene, just waiting to be stoned. It turns him on to see me vulnerable and cold. I cum for once, but you don’t cum at all). Por otro lado, en “Disgrace” no se corta al hacer referencia al clero, su supuesta falsa humanidad y su desconfianza hacia este sistema ("You're going to live and break bread. They said to us and it stuck in our heads but I did not want to love greed. I was the one who was going insane”).

Pixx habla de la vida, de las relaciones en general, de la energía del ser humano con el planeta. Pero, como hemos citado ya de forma previa, lo más interesante sigue siendo su facilidad para soltarse de la lengua y dar un golpe en la mesa por los que lo necesitan. Y, por supuesto, uno de sus pilares es levantar la voz por la mujer. En “Hysterical”, por ejemplo, se centra en la tremenda opresión hacia el género femenino y la visión que a día de hoy el hombre llega a tener de las mismas (It was never part of the plan to cheat the old woman. Now that is that, she better get on cookin'. Does she seem agitated? Did she get too mad? You like it, you love it, you make her feel bad. It goes the way you always wanted it to go). Y bueno, si exploramos el universo sonoro de “Small Mercies” es cierto que no hay grandes novedades con respecto a lo que ya nos había mostrado Rodgers. Es un álbum sin cohesión alguna que lo mismo se vuelca en el pop “Condor Andino”, indaga en el grunge en “Mary Magdalene” o se tiñe de una oscura electrónica emo en el tema que da nombre al proyecto. Lo mejor, esas guitarras sucias, frenéticas, que saca de vez en cuando a relucir y que tenemos como ejemplo perfecto en “Bitch”.

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