El problema inherente a una banda seminal tan influyente e imponente como los Pixies es que, con frecuencia, no resulta sencillo ignorar ese glorioso pasado. Tampoco cuando de valorar la actualidad se trata. Sigue sucediendo con los de Boston, aunque el cuarteto sume ya un total de cinco títulos, en la que es su segunda etapa al margen de aquellos cuatro álbumes “clásicos” firmados a razón de disco por año entre 1988 y 1991. Un bagaje, por tanto, en el que los discos fechados en esta última etapa superan ya en número a los acumulados a lo largo de la época original. La idea sería, para ser justos y por tanto, asumir que los Pixies del momento presente poco tienen que ver (sobre todo en formas) con aquellos que antaño resonaron novedosos y, sobre todo, sorprendentes.
El combo ahora formado por Black Francis, Joey Santiago, David Lovering y Emma Richardson es, a cambio, un buen grupo de indie-rock, que quizá esté lejos de dejar bocas abiertas, pero que ha demostrado, en varias ocasiones, ser muy capaz de facturar atractivos discos de ese género que décadas atrás ayudo a definir con texturas propias. “The Night The Zombies Came” es otra prueba de esa capacidad creativa concreta: un conjunto de trece canciones que, si bien no apuntalan giros imposibles o estructuras plagadas de aristas capaces de cincelar una personalidad en propiedad, lucen buen aspecto, así como vigencia y poder de convicción. Y ahí están para probarlo piezas como “Oyster Beds”, el trío inicial compuesto por “Primrose”, “You’re So Impatient” y “Jane (The Night The Zombies Came)”, “Johnny Good Man”, “Chicken” o una “Kings Of The Prairie” que podría haber pertenecido a Luna.
Si se comete la osadía de evaluar la recién estrenada referencia en dura comparativa con la parte sacra del catálogo de Pixies, la conclusión apuntará (por supuesto) hacia un resultado desnivelado. Resulta que han pasado más de tres décadas desde que vieran la luz aquellas obras; para los autores y también para los oyentes, en una circunstancia determinante que debería cuantificarse en medida razonable. “The Night The Zombies Came” es un buen disco. A secas. Y resulta que, de manera circunstancial, viene firmado por un grupo totémico. Una peculiaridad que, irónicamente (y en la que sería una evaluación desafortunada), parece restarles puntos. Un trabajo más que aprovechable, en definitiva, que hubiera lucido aún más de haber prescindido de las dos o tres piezas irrelevantes del lote.
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