Notes With Attachements
Discos / Pino Palladino & Blake Mills

Notes With Attachements

7 / 10
Eduardo Izquierdo — 15-03-2021
Empresa — Caroline
Género — Jazz

Y en esas estoy yo, con lo poco habituado que estoy el jazz, escuchando un disco que sería un error no enmarcar en dicho género. Pero es que este no es un disco cualquiera, y los firmantes, a priori, llaman la atención a cualquiera. Por un lado tenemos a Pino Palladino, uno de los bajistas de sesión estrellas de la historia del rock. Sus dedos y sus cuatro cuerdas se han puesto al servicio de gente como Eric Clapton, David Gilmour, The Who, John Mayer o Nine Inch Nails. Y, por otro, el productor Blake Mills. Como dylaniano, tengo que destacar de Mills que tocó la guitarra en el último disco de Bob Dylan, Rough And Rowdy Days (20), pero eso sería reseñar un libro quedándose con la contraportada. Porque si el tipo ha destacado por algo, además de como músico de sesión de Jackson Browne o Jenny Lewis, ha sido como productor, y ahí la lista se hace inacabable: de John Legend a Sara Watkins, Fiona Apple o Britanny Howard.

Con dichos antecedentes, uno podía esperar un disco de rock, o como mucho de blues, quizá. Pero al leer los créditos y comprobar que la banda que completa el álbum la integran Chris Dave (D’Angelo, Larry Goldings, John Scofield) o los saxofonistas Sam Gendel, Marcus Strickland y Jacques Schwartz-Bart, la cosa se aclara. Como asegura un buen colega de profesión, a la par que amigo, si hay saxos la cosa está bien. Y aquí los hay para dar y tomar. El protagonismo, claro está, lo tienen el bajo de Palladino y las excelentes atmósferas que crea Mills, pero el resto no se quedan atrás. “A medida que el proyecto evolucionaba en las primeras semanas y meses e iba viendo las respuestas de Blake a mis ideas, nos dimos cuenta que el disco sería un álbum colaborativo”, ha asegurado el bajista en diversos medios, y vaya si lo ha sido. En sus ocho temas de duración contenida para lo que es el género –el más largo llega apenas a los cinco minutos y medio– se pasean por el jazz o el funk, aderezándolo con especias extraídas de Cuba o del continente africano, consiguiendo una mezcla que funciona la mar de bien. Vamos, que hacen lo mismo que intentó Robbie Krieger con “The Ritual Begins At Sundown” el año pasado, pero con bastante mejor resultado. Léase un músico de rock dejándose llevar por el jazz, y a ver lo que sale. Si los comparamos, desde luego, Palladino y Mills ganan por K.O. técnico.

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