Balak airean

Hoy en día los grupos —más aún sobre los que recae cierto culto— lo tienen más o menos fácil para reanudar su actividad y atraer a sus viejos fans, aunque en este caso los de Munguía tenían claro que no querían juntarse por juntarse. Han pasado veinte años desde su anterior publicación y un reencuentro como este bien merecía contar con nuevas composiciones, como ha sido el caso. A lo largo de estas seis canciones se respira por momentos un ambiente más pop, en sentido amplio, y es que tanto la carrera de Rafa Rueda en solitario como la implicación de los demás miembros en otros proyectos ha dejado huella en los temas, que absorben otros sonidos, otros estilos, sin dejar de lado el suyo. El disco comienza y finaliza con la misma frase, “Balak airean”, al principio cantada a capella en el tema homónimo y con una bajada de ritmo a mitad de canción y ciertos sonidos de teclado que le confieren un aire intrigante, como de película de misterio, y es que los tiempos en los que nos ha tocado vivir probablemente sean más oscuros de lo que pudiera parecer echando un vistazo superficial al panorama.

“Banpiroak” es uno de los temas centrales de este trabajo, escogido como segundo single y de una fuerza arrolladora, en él destacan la peligrosidad del uso excesivo de las redes sociales reivindicando una identidad propia. “Katuarena” es la balada, creada a base de sonidos ambientales sustentados sobre todo por los teclados, la melodía va creciendo a medida que se acerca al clímax del final. “Garai Honetan” se inicia con un efecto vocal similar al del vocoder, sorprendiendo por remitir a la modernidad actual, aunque sus autores tienen claro que la crearon a modo de metáfora de la actualidad y sonando conscientemente robóticos en ese tramo inicial. Más tarde, a lo largo de sus cinco minutos, ya suena la guitarra distorsionada y los característicos sonidos de teclado, pero tengo claro que esta canción podría sonar en un garito y, sin conocerla, un fan del grupo podría no darse cuenta de que se trata de un tema del cuarteto.

“Eskua”, sin embargo, lleva suficientes riffs y mala leche —además de tratar el importante tema de la lucha por lo que uno cree o siente— como para llevar su sello de forma clara y visible. Y se completa el trabajo con “Oraindik ez dakizun arren”, un certero final y una sentida balada que también nos habla sobre la actualidad, que irónicamente suele encontrarnos mirando de lleno al futuro, sin disfrutar del todo el valioso presente. Los autores del ya mítico “Hil da Jainkoa” han vuelto sin plantearse hasta cuando, así que píllales en la gira que ofrecerán prçoximamente.