Desde 2014 no teníamos noticias de Pigmy o, lo que es lo mismo, Vicente Macià, el que fuera líder de Carrots. No nos sorprende, eso sí. Porque si su anterior “Hamsterdam” databa del citado año, su debut y primer disco en solitario, "Miniaturas", nos lleva hasta 2007. Casi nada. Y es que, como todo buen orfebre, Pigmy se toma su tiempo. Porque sí, lo que hace no son discos, sino auténticas obras de orfebrería musical como ya demostró con el single de adelanto, de mismo título que el trabajo. Una canción con tres partes basada en un tratado de alquimia de 1550.
Como es habitual, Pigmy se ocupa de todo. Es un Juan Palomo en toda regla. No solo compone y canta, sino que también arregla, graba y, por supuesto, se encarga de todos los instrumentos, alguno de ellos tan sorprendente como el laúd renacentista. Y ya que lo citamos, no le va mal el calificativo de renacentista, ya que lo suyo es música integral. Controlando y dominando todo el proceso. Algo que, por otro lado, no tendría sentido si no fuera capaz de hacer buenas canciones. Y de esas va sobrado. Llámense “Almendros en flor”, “Ana” o “Lo sagrado es lo profano”. Es nuestro pequeño gran Brian Wilson y nos gusta que sea así. Y es que cuando la genialidad se pone al servicio de la música la cosa no suele fallar.
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