Strange Dance

Cualquier elemento del universo Radiohead tiende a generar una considerable repercusión, dado el estatus privilegiado de banda precursora, vanguardista y, en definitiva, de culto, ostentado por el grupo de Oxford desde hace décadas. Sin embargo, puede que la pieza menos mediática del lote sea el batería Philip Selway, ubicado siempre en esa (relativamente) discreta posición tras la batería del combo liderado por Thom Yorke desde los noventa.

El autor publica ahora es el que es su tercer disco de estudio –al que cabría sumar la banda sonora de ‘Let Me Go’ (Bella Union, 17)–, siguiendo la senda marcada por el previo ‘Weatherhouse’ (Bella Union, 14) y alejándose definitivamente de aquella faceta más desnuda mostrada en el que fuese su debut en solitario, el ya lejano ‘Familial’ (Nonesuch, 10). ‘Strange Dance’ podría considerarse, de hecho, la explosión definitiva de Selway, al menos en cuanto a una ambición compositiva que cristaliza en el presente decálogo a partir de capas sonoras y no pocos elementos adicionales embelleciendo cada pieza.

Cuarenta y cinco minutos de un indie-pop con leve querencia electrónica, elaborado y bien parecido, incluso algo inquieto, que no cambiará el destino de nadie pero que, a cambio, resulta agradecido dado lo pulcro de sus cualidades e incluso cierta capacidad sugestiva. Un esquema que cuenta con momentos destacados del tipo de la propia “Strange Dance” que da título a la referencia y puede remitir en la lejanía a Owen Pallett, los elegantes singles “Check For Signs Of Life” y “Picking Up Pieces”, “Salt Air” con unas maneras instrumentales al estilo de Yo La Tengo, “What Keeps You Awake At Night”, o la meditativa “There’ll Be Better Days” con crescendo final incluido.

Lo cierto es que Selway no cuenta con una voz embriagadora ni tampoco posee cualidad alguna que lo torne especial; tampoco ‘Strange Dance’ se impone como un grandísimo disco. Pero a cambio es uno bueno, construido con corrección y que incluye canciones interesantes que, en conjunto, consiguen lucir solventes y convincentes. No es mal bagaje, en realidad, para un remitente cuyo papel principal seguirá ubicado en Radiohead. Aunque sea al fondo del escenario.