Después del aplaudido epé “The King Of Anxiety”, Yannick Ilunga estrena su primer álbum de estudio, “La vie est belle/Life is beautiful”. Con su publicación, Petite Noir nos deja intuir algunos de los caminos hacia los que puede tender el pop del futuro, buscando consolidarse consolidarse en su papel de renovador del género. Porque a lo largo del disco, nos muestra su personal y definido estilo, un synth pop difícil de clasificar que nos remite tanto a Prince como a Duran Duran o Tears For Fears, tal y como se puede apreciar en “Colour”, pero también a los inicios de U2 e incluso al sonido de LCD Soundsystem en “Chess”. Una mezcla de estilos que se funden a la perfección, guiados por la emotiva y profunda voz de Ilunga que da como resultado una cohesionada obra de cuarenta y siete minutos que nos irá revelando la cara iluminada de la vida y, de paso, uno de los debuts más interesantes de la temporada.
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