Pet Shop Boys regresan con “Super” su disco número trece, que lejos de supersticiones, recogen el testigo de su anterior trabajo “Electric” en el que repiten colaboración con el productor Stuart Price, para cocinar sus recetas de baile sin complejos, y engrasar esa máquina de hacer hits que desde siempre han manejado con maestría.
Así lo anunció “Inner Sanctum” primer single del álbum, que confirmaba que el dúo inglés seguía postrado en la pista de baile sin sonrojarse, sin crear nada nuevo que no pudiéramos guardar en nuestro imaginario noventero, así lo demuestra “Undertow” que bien pudiera estar cantada por Gala sin notar diferencias. “The Pop Kids” single inconmensurable de estribillo venenosamente pegadizo, “PSB” en estado puro, hedonismo y felicidad pop encajada sin despeinarse, con la tranquilidad de poder seguir haciendo la música que quieren sin sentirse deudores de nada, porque más de treinta años de carrera eximen a cualquiera. No hay nada malo en comerse a Giorgio Moroder en “Pazzo” o a Vitalic en “Burn”, los chicos ya peinan canas pero no hay un mortal que pueda escuchar “Groovy” sin desmelenarse. También hay tiempo para ponerse serios y melancólicos en “The Dictator Decides” o “Sad robot word” buenas dosis de ingenuidad con “Hapiness” o la ñoñería de “Twenty-something” para en seguida volver a tomar el pulso y seguir con los ritmos luminosos de “Say it to me” o una despedida elegante con “Into thin air”.
Con este equipaje, Tennant y Lowe volverán a salir de gira demostrando que el dúo se encuentra en plena forma artística. Que les/nos quiten lo bailao.
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