Todos sabemos lo desubicadas que pueden resultarnos ciertas estrellas de legendario cuño y vívido recorrido en pleno 2024. La eterna dicotomía de aquel que, cuarenta años de carrera después, se debate entre disfrazarse de quien no es o seguir viviendo de las rentas, ofreciendo con regular y anodino poso una fórmula de invariable y estático fruto. Donde muchos de los de su quinta tropiezan, Pet Shop Boys, sin embargo, se resarcen con pasmosa facilidad. En su mano tienen el poder de detener el tiempo, de lograr que los años no pasen (ni pesen) y de convencernos disco tras disco de que su mejor etapa es la presente.
“Nonetheless” es el décimoquinto álbum en la trayectoria de esta brillante y ya histórica dupla electrónica, pero sus canciones derrochan la frescura, el dinamismo y la vigencia de dos nóveles todavía enamorados de su profesión y ávidos por comerse la pista de baile. A medida que vamos entrando en su juego con la sensual y eufórica “Loneliness” (primer sencillo que descubrimos del disco y corte de apertura del mismo), tan solo podemos rendir una evidente ovación y preguntarnos de forma retórica cuál será el secreto de estos dos artistas para seguir manteniendo viva la llama de una longevidad tan próspera y exitosa después de tantas décadas.
Muchas podrían ser a estas alturas las razones que justifican el acentuado acierto en su firma, pero sin duda la suma de James Ford en la producción es el acicate definitivo para lograr que el disco posea ese imperecedero escudo contra el tiempo. Gracias a él, el elepé suena como ayer (esas fanfarrias de “Why Am I Dancing?”, tan marca de la casa) sin renunciar al hoy (con efectivos hits sin réplica como “Dancing Star”), dando pie a que, en una misma ecuación, convivan aspectos tan dispares como el interés del dúo por la experimentación (véase el inesperado pseudo-rap de “New London boy”, dibujando una realidad cosmopolita muy distinta a la que solían describir en el pasado) o la infalible presencia de una buena horterada kitsch (apunten “The Schalger Hit Parade” a su lista de villancicos apócrifos imprescindibles para las próximas fiestas).
La pomposidad de “The Secret Of Happiness” nos devuelve su celebrado aprecio por lo teatral y catedralicio, más comedido aquí que en sus producciones más pretéritas y barrocas, pero cuidando los detalles con la misma delicia y sofisticación. Con “Bullet For Narcissus”, directamente, ese sonido decimonónico encuentra su forma definitiva entre beats sincopados, riffs de guitarra funk y arreglos de cuerda, logrando la inmortalidad sin sonar desfasados y corroborando que hasta la imprudencia más ambiciosa les sale redonda.
Entre el hedonismo más parrandero y la narrativa más conmovedora, Neil Tennant y Chris Lowe nos demuestran con su portentoso regreso que el mundo actual continúa necesitando más que nunca sus himnos liberadores y apasionados. El amor es la única arma de la que disponemos para neutralizar el odio y atrincherarnos en el sentido discurso de esta dupla sigue siendo la mejor estrategia contra cualquier ofensiva.
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