Poco sabemos de Luke Steele, el enigmático líder de The Sleepy Jackson. Pero por su particular manera de entender el pop: barroca, grandilocuente, arrogante y sin límites, hace que nos lo imaginemos como una suerte de Phil Spector del siglo veintiuno, como un David Bowie poseído por el espíritu de los Beatles o como un Brian Wilson en pleno parto de “Smile”. Vamos, que no pertenece a nuestra época. De hecho no pertenece a ninguna. Y eso es un problema a la hora de trascender en un negocio, el musical, donde las modas mandan. De ahí que los dos discos de los australianos hasta el momento, “Lovers” y este “Personality. One Was A Spider One Was A Bird”, recibirán el reconocimiento que merecen con el paso del tiempo, y serán reconocidos como dos verdaderos clásicos del pop atemporal plagados de canciones a recordar durante tres vidas si hace falta. El segundo monumento pop de The Sleepy Jackson va más allá y mejora todos los hallazgos de su debut. En “One Was A Spider One Was A Bird” la calidad de las canciones es superior, sus textos agridulces brillan y duelen más que nunca, los arreglos son una verdadera locura (de ahí que hayan tardado tres años en publicarlo) y contiene las mejores armonías vocales que haya escuchado en los últimos años (enfrentarse a “You Needed More”, “Work Alone”, “Devil Was In My Yard”, “Higher Than Hell” o “How Was I Supposed To Know”, es llorar de absoluta emoción).
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