Conforme David Portner y Noah Lennox han publicado sus proyectos personales al margen de Animal Collective -Terrestrial Tones, Jane, Avey Tare, Panda Bear…- hemos ido conociendo el rol que juega cada cual en una de las bandas más increíbles de este principio de siglo. Portner pone la furia, y convierte sus reuniones en una conversación cacofónica con niveles de feedback casi insoportables. Lennox, sin embargo, aporta los giros melódicos inesperados y esa psicodelia tan extraña como melancólica que ha convertido “Sung Tongs” y “Feels” en clásicos instantáneos. De Panda Bear también sabemos que grabó un primer disco en solitario dedicado al padre muerto, que después emigró a Lisboa con su mujer y su hija y que se dejó enamorar por un Atlántico bien distinto del que había conocido en Nueva York. Desde entonces había ido dejando que una serie de canciones de sorprendente luminosidad gotearan en forma de singles y Ep’s en sellos como Fat Cat, UUAR o Paw Tracks, grabaciones que ahora se reúnen en este álbum de sorprendente unidad y coherencia. La guitarra deja paso al sampler, la angustia a una hermosa luminosidad y el resultado final, por no caer en la recurrente comparación con Brian Wilson, como si los mejores Disco Inferno hiciesen un disco enamorados como gilipollas.
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