Penny Cocks ya iban a la contra cuando debutaron hace cuatro años y a día de hoy no se han movido de esa posición. Cero concesiones. Lo que sí han hecho es profundizar en el punto negroide del punk rock, en el r&b de los cincuenta y sesenta, sacándose de la manga versiones como “Bottle Of Wine” y “Jibba Jab” que brillan tanto como las composiciones propias.
Podría tirar de name dropping tema por tema pero perdería espacio y tiempo: el caso es que han han afinado la mira a la hora de componer y a nivel melódico están, probablemente por su permeabilidad a todos los palos del punk rock y especialmente -en ese aspecto al menos- al revival mod, por delante de la mayoría de grupos que cultivan el género por estos lares. Mención aparte para unas letras que suscribiría cualquier chaval antiautoritario de clase obrera.
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