Dark Matter
DiscosPearl Jam

Dark Matter

7 / 10
Marta Terrasa — 22-04-2024
Empresa — Monkeywrech /Universal
Género — rock alternativo

La mayoría de las críticas que leeréis sobre Pearl Jam comienzan remarcando que se trata de su 12º disco de estudio; que cuentan con un catálogo de más de 200 canciones a lo largo de tres décadas de carrera. ¿Es necesario? Es necesario. Porque mantenerte relevante y consistente y publicar un disco que recoge el sentir de toda una carrera, pero sobre todo de toda una vida, no es tarea fácil. Doce canciones que abren con “Scared of Fear”; una patada sónica que nos adentra en la habitación -física y metafóricamente hablando- donde los cinco miembros de la banda han convivido durante tres semanas de grabación. Andrew Watt, productor del disco y responsable de grandes éxitos a un lado y a otro de la línea comercial (desde Iggy Pop, Ozzy Osbourne, pasando por Miley Cyrus o Post Malone), ha sabido explotar el mayor activo de la banda: su fuerza en directo, tejida a base de la complicidad de cinco grandes músicos. “Hagamos tomas enteras. Vayamos a por los solos que son un poco demasiado largos”, decía el propio Watt. Algo que explica la duración media de las canciones y el despuntar de los músicos en un sentido más amplio, ya que no tienen que amoldarse al espacio reservado para ellos en las canciones que otros aportaban. Temas escritos desde cero, a partir de un riff, con la colaboración de cada uno, dando rienda suelta a sus inquietudes, talentos y alegrías.

Por ello “Dark Matter” se siente como un disco en directo, de energía estratosférica y contención más bien reducida en temas como “React, Respond”, “Dark Matter” o “Running” -la más breve de todas. Frenéticas, musculosas y manteniendo un ojo atrás mientras avanzan trepidantes. Ahí quedan los ecos al “Whipping” de Vitalogy o “My father’s son” deLightning Bolt y de nuevo no hay vuelta atrás. El doceavo disco de Eddie Vedder y compañía no pretender ser “Ten”, ni “Vs” o “Vitalogy”, aunque encontremos guiños alYield o a “Backspacer también. La rabia juvenil da lugar a reflexiones sobre el amor, la pérdida o aguantar el paso del tiempo haciendo algo más que estar. La importancia de la comunidad. El legado. Un disco sin un concepto claro, quizá, cuyas letras no son tan elaboradas ni calculadas como anteriormente, por aquello de ser escritas in situ. Pero con canciones desinhibidas, que abrazan sonoridades más pop o medios tiempos delicados donde la banda destaca por encima de sus contemporáneos. Ahí están la coreable “Wreckage”, el crescendo de “Upper Hand”, cuyas capas atmosféricas nos traen de vuelta “Love boat captain”, “Life wasted” o “Arc”. Y como siempre, temas preciosistas como “Something special”, dedicada a las hijas de Vedder o “Setting sun”, que bien podría encontrarse en una compilación de rarezas, a camino entre “The long road” o la banda sonora deInto The Wild”.

Puede que “Dark Matter” no sea la mejor colección de canciones de la banda, pero sin duda se entiende por qué lo consideran su mejor trabajo hasta el momento. Se trata de un retrato vital, donde a pesar de las arrugas, los dolores y las manos ásperas, sigues encontrando esa mirada honesta, llena de fuerza y pure joy. La obra que mejor les representa. Honestidad brutal y un legado sónico impecable.

 

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