Apenas un año después de entregar el inspirado ‘On Sunset’ (Polydor, 20) –uno de los mejores discos en solitario de Paul Weller en los últimos años y quizá el más destacado desde ‘Wake Up The Nation’ (Yep Roc, 10)–, el ex The Jam confirma su buen momento de forma gracias a esta nueva entrega. Un álbum (el decimosexto ya en el casillero del autor) que, al igual que hiciese su colega Paul McCartney con ‘McCartney III’ (Capitol, 20), fue gestado en su totalidad durante el confinamiento que siguió a la pandemia mundial.
Otra muesca para añadir al generoso catálogo del inglés que, si bien se sitúa un peldaño por debajo de su predecesor, vuelve a rayar a gran nivel tras incluir un buen puñado de inspiradísimas canciones. ‘Fat Pop, Vol. 01’ (Polydor, 21) es, además, la enésima prueba de la versatilidad creativa del de Surrey, así como del perenne interés por multitud de géneros y posterior pericia a la hora de llevarlos a su terreno y convertirlos en repertorio propio. La referencia incluye (y saltea sin aparente dificultad) ska, mucho soul, algo de reggae y synth-pop, krautrock, indie, groove (incluso funky), sonidos sixties o ese britpop que, de alguna forma y en su papel de modfather, el músico apadrinó en los noventa.
El disco se abre con un pildorazo como “Cosmic Fringes”, antes de que “Fat Pop” remita a The Specials y “True” (con colaboración de Lia Metcalfe de The Mysterines) haga pensar en Blur. Por su parte, el espléndido single “Shades Of Blue” bien podría haber formado parte de ‘Stanley Road’ (Go! Discs, 95), antes de dar paso a la delicadeza de “Glad Times”. La segunda mitad del elepé, aunque algo menor, alberga dianas como “Cobweb – Connections” –ese tipo de medio tiempo que tan bien maneja el vocalista–, las pegadizas “Testify” y “Failed”, o la poderosa “In Better Times”. Cubierto con una especial carencia por el soul, ‘Fat Pop, Vol. 01’ (21) remite con intermitencia a la época de Weller junto a Mick Talbot en The Style Council, y tampoco escatima arreglos clásicos como medio para engalanar estas nuevas composiciones.
Una docena de piezas que confirman la solidez de la presente entrega y reafirman (por enésima vez) esa imponente presencia creativa de Paul Weller, patente desde sus precoces comienzos en The Jam. Un artista que, enfundado en su traje de clásico moderno, consigue trasladar a sus canciones esa auto confianza de la que resulta poseedor. El músico vuelve a dejar esa estela atemporal que solo destilan los que se tornaron mitos hace tiempo y que, sin embargo y a día de hoy, continúan resonando inquietos y vigentes, además de necesaria y acertadamente actualizados.
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