The Concert in Hyde Park

Hace cinco años Paul Simon andaba presentando su tercer disco de estudio en lo que se llevaba de siglo, “So Beautiful So What”, alejado ya de titulares y grandes ventas, pero cómodo en su rol de cantautor adverso a la autoindulgencia, entregando nuevos trabajos sólidos y gratificantes. Su formato en directo, sin embargo, huye de esa idea y se entrega a una dimensión más popular y complaciente; artista de estadios, uno de los pocos supervivientes de prácticamente todas las eras por las que ha pasado el pop desde su efervescencia en los sesenta, en la que Simon fue uno de sus grandes protagonistas.

Su show en el Hyde Park londinense, en el contexto del citado disco, ante sesenta mil personas, podía acercar a la memoria otros de sus grandes momentos en directo, la reunión junto a Art Garfunkel en 1981 en el Central Park neoyorquino. Si entonces el leit motiv era la recuperación de temas míticos del hipismo de los 60 que marcaron a fuego una generación, en el concierto que nos ocupa, más de 30 años después de aquél, la principal reivindicación era el rescate de la que posiblemente sea la mejor obra de Simon en solitario, el excelso “Graceland”. Para ello, Simon recupera la banda africana que le acompañó en la ocasión y se lanza a un viaje exploratorio de más de dos horas, que no solo repasa la totalidad del mencionado (excepto “All Around the World or the Myth of Fingerprints”), sino que aprovecha para recuperar temas de su larga trayectoria: desde la inicial “Kodachrome” hasta “Still Crazy After All These Years”, hay espacio para hitos de su carrera como “Fifty Ways to Leave Your Lover”, “The Obvious Child”, “Me and Julio Down by the Schoolyard” o “Mother and Child Reunion”, que adquieren nueva vida con una banda de lujo.

La única concesión a los sesenta viene casi al final, con “The Sound of Silence” y “The Boxer”, mientras que los grandes momentos de la velada son las apariciones hacia el principio del show del incombustible Jimmy Cliff, que secuestra el escenario para ofrecer dos antológicas revisiones de “The Harder They Come” y “Many Rivers to Cross”; y la posterior comparecencia de Ladysmith Black Mambazo, cuya presencia escénica eclipsa toda la banda alrededor, incluyendo al propio Simon, que casi presencia como espectador las rendiciones de “Homeless” y “Diamonds on the Soles of Her Shoes”.