Si hay algo que distingue a Pau Vallvé de otros artistas es su habilidad para teletransportar al oyente a un universo propio en el que lo emocional y lo racional se entrelazan. “Cervell vs cor”, no solo abre el álbum, sino que también ofrece una de esas frases que trascienden la música y se convierten en herramientas para la vida cotidiana. “Llança una moneda enlaire i ja veuràs que abans que et caigui a les mans sabràs què vols en realitat”, canta Vallvé, revelando una sencilla pero poderosa verdad. Una vez superado el conflicto interno entre la razón y el corazón, es inevitable que surjan momentos de nostalgia. Se tiende a mirar hacia atrás y a reflexionar sobre cómo habría sido la vida si hubieras optado por tomar otro camino. En este contexto aparece la segunda canción del disco, “Pels anys que no hem viscut”. Aunque a primera vista pueda parecer una dedicatoria exclusiva a una expareja, Vallvé va más allá y rinde en paralelo un homenaje a Los Planetas, como deja claro en su letra: “Aquesta cançó és per tu i la canto en plan Los Planetas, que era el que escoltàvem llavors tu i jo”. El tarareo y el ritmo de “Tot el que puja baixa”, recordando inevitablemente a “Protagonistes”, genera una sensación similar. Transmite esa misma mezcla de esperanza y nostalgia, una combinación que deja el corazón encogido, como si ambas emociones convivieran en perfecta armonía dentro de la canción.
Después de una primera parte marcada por la nostalgia, “Agorafília” vira hacia la esperanza con temas como “Hivernar amb esportivitat”. A partir de aquí, Vallvé se centra en la lucha por el presente, por el aquí y ahora, especialmente en “Ens hem guanyat l’estiu” y su forma de transmitir un renacer emocional. El ciclo se completa con “Nosaltres”, una canción que aborda precisamente ese “volver a enamorarse”. Vallvé nos coge de la mano para llevarnos guiarnos hacia el optimismo y la gratitud. Nos invita a compartir la felicidad y esparcirla por todas partes en “I cantar!”, una dosis de energía positiva. El artista también reflexiona sobre los últimos años, mirando hacia atrás en su confinamiento durante la pandemia. En “2020: Happy birthday to me”, expone cómo su vida ha cambiado radicalmente en sólo cuatro años, capturando esa transformación personal.
La gratitud también juega un papel clave en esta etapa del disco, especialmente en “A aquestes alçades del partit”, en la que Vallvé y la guitarra que lo acompaña agradecen todo lo vivido, reconociendo que cada experiencia, por pequeña que sea, es parte del proceso. Finalmente, “Tot passa” cierra este ciclo con un recordatorio poderoso: todo es temporal, tanto lo bueno como lo malo, y por ello, valorar el presente se convierte en una necesidad vital. Con esta canción, Vallvé concluye este nuevo viaje emocional que nos lleva desde la nostalgia y la reflexión hasta una profunda apreciación del momento actual, con plena consciencia de lo efímera que es la vida.
“Agorafília” resulta, por tanto, un disco en el Pau Vallvé vuelve a mostrarnos sus sentimientos, con melodías que entrelaza con su frescura habitual, pero que quizás hubiera potenciado su carga emocional con unos arreglos menos minimalistas. Vallvé ha preferido un disco más cercano e íntimo, algo que posiblemente tengo mucho que ver con su momento vital actual que con sus ambiciones musicales.
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