Antonio Galvañ llega a su noveno larga duración de estudio con otra muestra de solidez a prueba de bombas. Desde que empezó con Parade hace más de dos décadas, se ha ido labrando una trayectoria sin fisuras, tan estimulante como la de otros maratonianos como Ibon Errazkin o Abel Hernández: nigromantes del pop incapaces de aflojar o mostrar momentos de debilidad en su trote.
Nuestro humanoide tezukiano favorito llega a este punto cumpliendo un deseo escondido: emular a su admirado Stephin Merrit cuando montó The 6ths, con la suma algunos de sus solistas favoritos como protagonistas vocales de sus canciones. El propio genio de The Magnetic Fields es versionado con “Josephine”, aquí rebautizada en la letra como Josefina.
Parade es más Parade que nunca a través de otras voces. Su esencia transciende como lo que siempre ha sido en el fondo: un arquitecto del pop. Así queda nuevamente demostrado en su trabajo más variado hasta la fecha, uno donde es capaz de inducir a la hipnosis cibernética por medio de “Ruido de motor” o devolvernos a la gran Kiki D’Aki en la fabulosa “Camino”. Un gran carrusel pop donde también han sido invitados Paco Tamarit, Lidia Damunt, Teresa Iturrioz o Charlie Mysterio. Todo un all-star del pop nacional para el que el de Yecla ha invocado hechizos de pop pluscuamperfectos como la tan vainiquera “Manzana para dos” o el pianísimo embadurnado en coros glaseados de “Contigo en un incendio”. Eso por no hablar de la textura sci-fi ochentera de la irresistible “Películas”.
Un banquete para el cual ha conseguido plasmar, seguramente, uno sus trabajos más excelsos hasta la fecha. Y eso ya es mucho decir para un creador siempre en estado perenne de inspiración. Y que sea por muchos años lunares más.
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