Desde Granada y a modo de presentación oficial al mundo nos llega el debut de Palmar de Troya: un artefacto explosivo que supone una de las mejores sorpresas que nos ha brindado la escena independiente nacional en mucho tiempo (no confundir independiente con indie, no van por ahí los tiros). Lo que los granadinos nos ofrecen en su primer trabajo es un equilibrio perfecto entre rabia, distorsión, posicionamientos políticos inequívocos, épica esperanzada y un mensaje inclusivo, empático y contestatario sobre una base de punk para el siglo XXI. Música independiente que nace de la pasión y bebe del hardcore y de las múltiples etiquetas “post” que pueden servir para situar de alguna manera a todas esas bandas que recogen los preceptos básicos del Do It Yourself del hardcore clásico y los desarrollan de forma más elaborada en lo conceptual y ecléctica en lo musical (lo que se denominaba como emotional hardcore antes de que la palabra emo perdiera su significado original, vaya).
Nos encontramos a lo largo de los seis temas que dan forma a este trabajo homónimo conguitarrazos certeros y machacones que hacen pensar en Girls Vs Boys o Hot Snakes por momentos, gritos y melodías, coros infantiles, voces femeninas y masculinas, sintetizadores que nos llevan al post punk ecléctico y anfetamínico de Milemarker, el entusiasmo y la emoción de los mejores Fucked Up, y suficiente energía y mala leche a base de ritmos acelerados y actitud punk como para mantener la tensión en todo momento. De la energía infecciosa y bailable de “Libro Rojo” o “5G m3ltdown” al maravilloso coro de niñas gritando “Nos habéis robado el futuro” en “Dystopian Blaster”, todo funciona aquí, y lo más importante: todo emociona.
Más allá de cumplir a rajatabla con los cánones éticos y estéticos de una forma muy particular de entender el punk, deudora tanto de Fugazi y el universo entorno a sellos como Dischord o SST como de la vertiente más underground del post-hardcore de los dosmiles, capitaneada por bandas como Engine Down, Frodus, Four Hundred Years o sellos como Lovitt o Jade Tree, el valor principal de este disco es contener canciones enormes que, al margen de etiquetas, distan mucho de lo que a priori se podría esperar de un debut. Una pequeña joya que merece, y mucho, la pena.
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