Para aquellos que aún no conozcan a Pain Of Salvation, hagamos un poco de historia. Podríamos decir que el grupo sueco es el proyecto vital de su líder, Daniel Gildenlöw, quien iniciara la andadura de la banda en 1984 con tan solo ¡once! años. Lo que se dice un músico precoz, y muy talentoso. Su carrera discográfica arrancaría en 1987 con “Entropia”, inicialmente publicado tan solo en Japón (¡!), y su éxito tanto en su propio país como en buena parte de Europa ha ido en aumento con cada nueva entrega discográfica. Pese a ello, no se caracterizan por ser una formación muy prolífica. Aunque vista la complejidad de sus composiciones, con constantes cambios de dinámicas y complejos arreglos rítmicos y armónicos, no resulta extraño. Sus álbumes suelen girar en torno a un concepto, habitualmente relacionados con el medio ambiente y la percepción del mundo de Gildenlöw.
“Panther” es, como era de esperar, otro disco conceptual en torno a la idea de un nuevo hombre y su relación con la naturaleza, y un trabajo al que se accede de manera gradual. Es una obra que exige la atención del oyente, pero a cambio ofrece una buena dosis de rock de guitarras y originales estructuras. Son nueve cortes en algo más de cincuenta minutos que se disfrutan más y más con cada nueva escucha, descubriendo nuevos recovecos y sonidos con cada pasada.
“Accelerator” da el pistoletazo de salida con un riff que a algunos les recordará a los ritmos imposibles de Meshuggha. Directo a las tripas, aunque resulte difícil de seguir. La canción pronto descubre nuevos territorios y nos devuelve a los Pain Of Salvation que tan bien saben combinar calma y furia. En “Unfuture” llegan a recordar por momentos a los Soundgarden de “Badmotorfinger”, para justo después dar paso a “Restless boy”, el corte de duración más estándar (unos tres minutos y medio) y donde experimentan con ambientes repletos de secuencias y teclados antes de, claro está, regresar a los riffs de potente mordida. Quizás sea la canción que mejor resuma el contenido del disco y, de paso, es una perfecta tarjeta de presentación de la idiosincrasia de la banda. “Wait”, a lo largo de sus más de siete minutos, va viajando por pasajes de creciente intensidad hasta llegar a una hermosa melodía de voz que, en su estribillo, gana puntos en épica y emoción. El disco continúa así su camino sin temor a la fusión de estilos, lleno de alegatos ecológicos (“Species”, etc.), guiños al pop, al folk (“Fur”) o incluso a un estilo tan denostado como el nu metal (el fraseo de las estrofas en “Panther” -la canción-) hasta llegar al cierre con la extensa “Icon”, estupendo broche final.
El regreso de Pain Of Salvation supone pues una gran noticia para los amantes del metal progresivo y de cualquier aficionado con oídos curiosos. “Panther” les devuelve sin síntomas de agotamiento creativo y aún con interesantes cosas que contar.
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