Hablar de una segunda edad dorada de la electrónica quizás se antoje demasiado ambicioso, pero es irrebatible que uno de los efectos colaterales que la pandemia trajo consigo fue romantizar y añorar como nunca antes las pistas de baile. Tal vez sea por eso que, en el seno de nuestro aislamiento y de nuestra melancolía, comenzaran a surgir discursos de amor y comunidad en torno al mencionado género que bien han podido hacernos sentir como si estuviéramos viviendo una segunda gran venida del mismo, recordándonos a aquellos revolucionados y liberados años 90. No es baladí pues, que en medio de esta nueva generación de capos del beat cueste discernir bien entre fenómenos y fraudes, pero con varios años de carretera y manta a sus espaldas, recorriendo medio mundo tras las mesas de mezcla y perfilando su propuesta a destajo, los hermanos Tom y Ed Russell han demostrado con creces ser uno de los actos en vivo más depurados y sólidos de la nueva electrónica anglosajona.
Por ello, y tras mucho tiempo allanando el camino para este momento, el aterrizaje formal de Overmono de la mano de su debut, “Good Lies” (XL Recordings, 23), se siente como una prueba de cómo su música puede ser tan disfrutable en la intimidad de nuestros hogares como en un gran recinto atestado de almas que laten al unísono. Un hito de lo más remarcable, no solo en lo que respecta a su carrera, sino también en la línea cronológica de la música de baile contemporánea, demostrando a través de ciertas ínfulas e intenciones, sus potenciales deseos por igualar lo que supusieron otras marcas de referencia recientes dentro del género, como el “In Colour” de Jamie xx o la saga “Actual Life” de Fred Again… De la mano de doce canciones, la dupla galesa nos presenta un ambicioso salto con el que marcar un antes y un después en su trayectoria, agitando su particular coctelera de euforia y añoranza sintética, y de paso demostrarnos que existe vida más allá de su “So U Kno” y que son más que un one hit wonder.
Echando mano de loops, recortes, ensamblajes, modulaciones y pitcheados, a los hermanos Russell les termina quedando un trencadís sonoro e inmersivo de lo más competente y diverso, con rémoras de pop (“Good Lies”), R'n'B (“Cold Blooded”), techno oscuro (“Skulled”), ambient (“Sugarrushhh”) y chillwave veraniego (“Vermonly”), exquisitamente emparentadas con sus respectivas bases paisajísticas y oscilantes, prestas a hacernos despegar los pies del suelo en más de una ocasión. Mientras ello sucede, la batuta de mando terminará siendo zarandeada por algunas caras conocidas de la escena británica que completarán con perfecto acierto la fórmula ofrecida por los galeses, entre estos, las abrasivas líneas de Slowthai colándose de soslayo en “Calling Out” (y marcándose su particular “Elektrobank”) o el estremecedor romanticismo de Tirzah y Micachu para la emocionante “Is U”.
No obstante, el todo nos demuestra una encomiable valía por parte de Overmono que sobresale por encima de colaboraciones, alianzas o samples, y reside precisamente en esa habilidad suya por crear texturas volubles y evocadoras, ante las cuales nos vemos en la deliberada obligación de afirmar que “Good Lies” no es un álbum de electrónica más, sino la brillante chispa de ignición para la carrera de un par de productores únicos que, por lo pronto, nos han brindado ya el disco del verano.
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