No suelen ser destacables los discos recuperados de cajones perdidos de artistas fallecidos. Normalmente son tiros fallidos que únicamente interesan a completistas y poco más, pero no es ese el caso de esta nueva entrega de Johnny Cash. Grabado en 1984 y abandonada su edición ante la poca confianza de sus responsables, se recupera ahora para convertirse, casi sin quererlo, en lo mejor de la producción del hombre de negro en la tortuosa década de los ochenta. No, aquí no hay nada que se asemeje a las American Recordings, porque este es un trabajo de country más o menos tradicional. Y sí, puedes preguntarte hasta qué punto se ha visto retocado por métodos más contemporáneos. Aunque al final da igual. Oír esos duetos eternos con June Carter o con su amigo Waylon Jennings es motivo más que suficiente para hacerse con él.
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