Otun
DiscosMontoya

Otun

8 / 10
Ricky Lavado — 25-07-2019
Empresa — ZZK Records

Se hace muy difícil quedarse quieto a lo largo de los poco más de cuarenta minutos que dan forma a Otun, el espectacular nuevo trabajo de Jhon Montoya. El colombiano afincado en Italia es el flamante nuevo fichaje de ZZK Records, demostrando una vez más el buen ojo del sello argentino para rastrear lo más interesante del panorama electrónico latinoamericano actual (ZZK Records es casa, entre otros, de gente como Nicola Cruz, King Coya o Chancha Vía Circuito).

El viaje que propone Otun nos sumerge de lleno en un rico universo a medio camino entre las sonoridades frías y sintéticas de la música de club y la investigación y reinterpretación del folklore colombiano; un terreno a priori resbaladizo que Montoya maneja con precisión de cirujano y el buen gusto y la clase de un verdadero artesano. Las once canciones que integran Otun suponen un todo coherente, más allá de la simple superposición de elementos de las diferentes músicas tradicionales colombianas (del folklore indígena amazónico a las influencias místicas del Pacífico, pasando por la inevitable cumbia y múltiples estilos afrocaribeños y andinos) con los sonidos más sofisticados de la IDM y el techno. La fusión de tantas culturas se convierte en manos de Montoya en un ejercicio preciosista y efectivo en el que todo funciona y suma: funcionan las voces indígenas sampleadas sobre bases de deep house y techno monolítico de Tatacoa y Pastora, funcionan las marimbas montañosas de Perla y Pasillo, envolviendo a la electrónica glacial de Montoya en una nebulosa de misterio que resulta apasionante.

Funciona todo en este disco, y cada elemento juega un papel muy concreto en una suma cohesionada y elegante que trabaja como un mecanismo de precisión. Las bases repetitivas de frecuencias graves hipnóticas con pulso house se ven invadidas por flautas y percusiones tradicionales en un juego que va más allá de la estética: en el extremo más próximo a la comercialidad tenemos el irresistible reggaeton downtempo de Sólo quiero, a dueto con Pedrina, mientras que la titular Otun, con colaboración de Nidia Gongora, supone un viaje oscuro con rituales mortuorios de brujería afrocolombiana como hilo conductor. En Eden los violines acompañan al sampleo obsesivo de voces indígenas sobre una base electrofunk por momentos, y los sintetizadores de aires oníricos se apoderan del cierre del disco con Piedras marcadas. Nada desentona en Otun, todo está medido con precisión en un ejercicio cautivador tan inteligente como honesto que da como resultado un gran disco en el que vale la pena sumergirse.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.