Adam Bainbridge, lejos de aprovecharse del hype de hace dos años, de cara a su segundo trabajo ha variado algo la fórmula que le dio a conocer. Echando la vista atrás a su debut “World, You Need A Change Of Mind” nos encontramos con un enamorado de los ritmos disco-funk herederos de los ochenta que supo desenvolverse con cierta inteligencia tanto por las pistas de baile como por los medios tiempos. En la variedad estaba lo mejor de él, cosa que en “Otherness” se echa muchísimo de menos. No hay hits incontestables ni piezas hedonistas herederas de DFA como “Cyan” o “SEOD”, sino más bien una decisión deliberada por acrecentar su faceta más downtempo y R&B rememorando esa década de los noventa que, en realidad, fue la banda sonora de su adolescencia. No obstante, una cosa es incuestionable: la generosidad del británico. “Otherness” debe interpretarse como un álbum colaborativo en el que el artista cede todo el liderazgo vocal a amigos de relumbrón. Aunque eso sí, con resultados desiguales. La presencia de Robyn en “Who Do You Love” podría haber tenido más pegada, del mismo modo que las rimas de Manifest en “8th Wonder” poco aportan. Kelela es la única que sí que cumple en números como la preciosa “Geneva” o la sensual “With You”, poniendo nuevamente de manifiesto su prometedor futuro.
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