Els nous cants de la Sibil·la

Aún sin haberme provocado la obsesión de su desafiante debut "Sang i sutge" (2015) o el grado de perturbación de esa salvajada titulada "Al meu pas s’alça la mort" (2017), el tercer álbum de Ósserp cumple con creces. Con una pandemia por medio, la banda ha conseguido preservar intacta tanto su formación como su ADN sonoro, vigorizado por una producción soberbia que, pese a realzar el monstruoso potencial compositivo e interpretativo del quinteto catalán, resta algo de la oscuridad primigenia que hallamos en sus dos primeros discos.

Y aún sin tener la homogeneidad de sus predecesores, "Els nous cants de la Sibil·la" consigue que la variedad de registros juegue a favor del grupo y, mejor aún, los convierta en algo infinitamente más interesante que cualquiera de esas bandas obsesionadas en convertirse en los nuevos Pig Destroyer. Su acierto, quizás, reside en no haberse conformado con dejar el piloto automático; haber entendido que, en esa mezcla compacta e infalible de death metal y grindcore, también puede haber concesiones al black metal (“La rèmora”) o a las atmósferas industriales más inquietantes (“L’engany”); por ello, no sería descabellado afirmar que Ósserp han regresado con su obra más ambiciosa, que no retorcida.

Otro punto a favor del disco es su construcción; la astuta sucesión de temas marca un itinerario hacia lo más profundo del Averno, consiguiendo mantener intacta la atención del oyente ante unas cancones apabullantes, intimidantes e inmisericordes. Ósserp no sólo convencen, sino que te dejan con la sensación de que "Els nous cants de la Sibil·la" debería convertirlos, tarde o temprano, en una de las bandas más importantes del panorama extremo estatal.