Fruit del deliri

Resulta evidente que, una vez instalado en una cumbre, se respira y se vive mucho mejor. Libre de ataduras. Una posición de privilegio que hace que tus decisiones se desprendan de esas concesiones que hay que realizar para llegar justo ahí, a lo más alto. Oques Grasses escalaron esa cumbre, gracias a la efectividad bailonga y desenfadada de temas festivos como “In The Night”, “Sta Guai” o “Petar-ho”, y ahora puede permitirse el lujo de seguir haciendo las cosas a su manera, pero sin acomodos. No se trata de dormirse en los laureles, se trata de comérselos. Y eso es justo lo que han hecho con este “Fruit del deliri”.

Ya me lo advertía Josep Montero cuando lo entrevisté con motivo de su anterior trabajo “A Tope amb la vida” (Halley, 21). Entonces el músico y cantante catalán me comentaba que, en realidad, a él le gustaría realizar muy pocos conciertos al año para dedicarse a crear y producir, porque de lo que realmente disfrutaba era del proceso creativo y no tanto de tener que estar poniendo buena cara allí donde iba a tocar con la banda. Pues bien, este “Fruit del deliri” es justo lo que el título indica. Es un disco fruto de un proceso de dejarse llevar en el estudio y poner en práctica cualquier idea por zumbada que a priori pudiera parecer. Es un sacarle jugo y máximo partido a ese jugueteo con la consola, las bases y los efectos para que suene gordo, con más electrónica que nunca y, no sé hasta que punto, revitalizar de paso a los Justin Delasiembra, el dúo de productores que el propio Montero conforma con Joan Borràs, teclista de la banda, que parecen hacer un muestreo de todo lo que son capaces de hacer, para ofrecer luego sus servicios a todos los jóvenes cachorros de la escena urban catalana.

Así el disco se abre con “Com esta el Pati”, muestra imbatible de lo que resulta combinar una base rap clásica, con efectos realizados con un globo desinflándose y ese sentido del humor de tradición ‘boletaire’, capaz de reírse en dos direcciones de ida y vuelta, es decir, del entorno y de mi mismo porque, por mucho que lo vea todo desde esa cumbre a la que me refería al principio, no dejo de formar parte del mismo ecosistema. Y así llegamos a “Bambi”, tema de bases dance saturadas que es, junto a “Molta Tralla”, “Com el dia i la nit” y los ritmos dembow de “Toca”, donde más se vislumbra el nuevo interés del combo catalán por la electrónica, como si aquella “Hitzeman”, maravillosa y lejana colaboración con el vasco Zetak, hubiera dejado una huella profunda que desarrollar en el futuro.

“Fruit del deliri” es uno de esos discos que va ganando enteros a cada nueva escucha que le otorgas, porque en cada una de ellas irás descubriendo detalles que te habían pasado inadvertidos desde el principio. Un disco variado en la elección de ritmos, pero con la amalgama del sello Oques, caracterizado por esa libertad y ausencia de complejos para encarar un tema como solo ellos saben hacerlo, con personalidad propia. Un álbum capaz de combinar la delicadeza y melancolía que siempre tiene cabida en sus discos (“Ping-pong”, “Sort de tu”) con esa declaración de principios clásica que, como “Jubilar-me”, siempre los identifica. Una despreocupación total por como funcionan las reglas del juego, aunque se las sepan de memoria. .