El nuevo álbum de Daniel Lopatin aka Oneohtrix Point Never supone el noveno trabajo de su carrera y también uno de los más conceptuales que ha sacado hasta la fecha. Según comentó en alguna que otra entrevista la fuente de inspiración del disco es el Antropoceno, periodo en el que vivimos en la actualidad y que dio comienzo con la Revolución Industrial, algo que se puede entrever en esas composiciones que van de la música experimental al pop, pasando por el barroco y un toque kosmische por momentos; algo que se ve extraño sobre el papel, pero que una vez que se reproduce cobra algo más de sentido.
En el disco aparecen productores y cantantes de postín como ANOHNI y Dominick Fernow aka Prurient, mientras que James Blake se encarga de echar una mano en la producción, lo que da como resultado un disco algo dispar, en el que se encuentran momentos brillantes y otros algo más insípidos. El profuso uso de la voz, distorsionada y tuneada, y la inclusión de instrumentos de cuerda son los elementos más característicos y con los que Daniel juega para crear temas cortos pero intrigantes, que atrapan y no te dejan salir con facilidad; por ejemplo ese gran “The Station”, que se supone que iba a ir para Usher pero acabó en este disco, y en el que encontramos una guitarra eléctrica conviviendo con un clavecín (o harpsichord en inglés), o ese inicial “Age Of” que ya muestra desde el principio el camino a seguir, con las cuerdas en modo barroco/rococó al principio, luego alguna que otra distorsión digital y al poco una voz con auto tune que hace que uno se extrañe pero siga enganchado a lo largo de trece temas cortos y concisos. Quizás no sea su mejor trabajo hasta la fecha, pero siempre es un placer poder escuchar ese arsenal de trucos y esa desbordante imaginación que vuelca Oneohtrix Point Never en sus composiciones.
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