Tras "One One" (en el que todo giraba sobre la figura de un solo hombre: él mismo) y "One Club" (donde sampleaba los sonidos de una noche en un club de Frankfurt), Matthew Herbert cierra la trilogía con este "One Pig", penúltima vuelta de tuerca de un creador excepcional que lleva ya más de quince años elevando a otro nivel los manidos conceptos de vanguardia y experimentación. Muy en la onda de su "Plat du Jour" (2005), Herbert vuelve a fijarse en el mundo gastronómico dándole su particular giro a la idea, esto es, seguir la vida de un cerdo desde su nacimiento hasta que es servido a la mesa, samplear todo lo que ocurre mientras tanto y pasarlo por su personalísimo y bizarro filtro artístico. Nueve cortes ordenados cronológicamente llenos de industrial machacón y asfixiante, microtechno, ambient enfermizo y oscuro, música concreta llevada al extremo... todo un universo de subestilos orbitando alrededor del experimento sónico del británico. El resultado final es tan atractivo y genial como no apto para todos los públicos, un álbum con un alma más cercana a la videoinstalación de museo de arte moderno que a la electrónica de salón, una experiencia intensa, única y diferente. Herbert, por enésima vez, lo ha vuelto a hacer.
El live que realizó en el SOS de este año fue uno de los grandes acontecimientos musicales/artísticos que se han podido ver este año. Asombroso.
No obstante, el álbum se publicó en el 2011 ¿no?