Los canadienses Fucked Up dejaron el listón por las nubes con su anterior y ambicioso doble conceptual “Dose Your Dreams” (Merge, 18), y regresan con marcada vocación de incidir en su lado más inmediato. Su sexto disco –el más corto de cuantos han hecho– es una inyección de positivismo adrenalínico en toda regla, sin más complicaciones. Lo que les permite redoblar esa calidez especial que tiene el quinteto como principal valor.
Desde la euforia melódica de “Found” y su estribillo, el optimismo tiñe una decena de canciones de ese hardcore energético americano lleno de melodías: en el single “I Think I Might Be Weird” se atreven hasta a doblar guitarras practicando melodías casi naïf sin desentonar. El tono musical se endurece en cortes más densos como “Huge New Her”, donde vuelven a demostrarse certeros a la hora de crear estribillos coreables.
Si obviamos la voz rota de Damian Abraham, el quinteto explota sus armas melódicas y estructurales con brillantez en canciones redondas que evocan por momentos a ilustres clásicos que combinan energía eléctrica y luz melódica como Bob Mould (“Lords Of Kensington”, “Broken Little Boys”, la estupenda “Falling Right Under”).
La tónica se mantiene en cortes como “Nothing’s Inmortal”, “Cicada” –de lo mejor del lote, con la certera secuencia de acordes y la melodía vocal a lo Sugar interpretada por el guitarrista Mike Haliechuk– o la popera “One Day”, que con el final épico de “Roar” completan un disco tan disfrutable como liviano en el buen sentido de la palabra. Y es que los discos directos y llenos de energía positiva, cuando están bien hechos, nunca están de más.
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