Las necesito. Las necesitas. Las necesitan... pero ellos no lo saben. Así es, amigo/a, jode ver que uno de los mejores grupos de los últimos diez años siga sin ser de dominio público. Tienen actitud y le cantan a la vida de frente, sin medias tintas, con la verdad por delante.
Bien, quizá hayan perdido la inmediatez de “Call The Doctor” o “Dig Me Out” (uno de los discos definitivos de los noventa, sin duda), pero asistir a una nueva muestra de seguridad y plenitud a cargo de Carrie, Corin y Janet es una experiencia tonificante como pocas. Sí, lo reconozco, me está costando desprenderme de mi condición de fan al escribir esta reseña (¿lo hago alguna vez?), pero es que esperaba con emoción la salida de “One Beat” desde que rallé la copia del anterior “All Hand On The Bad One”.
Calificarlas de riot grrrls a estas alturas es de chiste; su nuevo disco confirma que (también) saben templar la energía en cortes como “The Remainder”, “Combat Rock” o “Sympathy”. Disco demasiado heterogéneo para unos; irregular para unos otros; a la mierda con ellos: el talento de Sleater Kinney fluye con una libérrima frescura impensable en la mayoría de grupos actuales que sacan ladrillazos al mercado.
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