A Andrés Calamaro le ha costado siempre redondear sus discos, capaz de ofrecer en ellos lo mejor, pero también lo peor de sí mismo. Una de las principales virtudes de su anterior “La lengua popular” era, precisamente, mostrarse como una colección de canciones homogénea y sólida, conformando juntas un gran todo. Sin embargo, en "On the Rock", Andrés vuelve a naufragar entre lo excelso y lo vulgar. Una duplicidad que además se puede aplicar a diferentes aspectos del disco.
Para empezar, en "On the Rock" hay una dualidad entre las canciones en las que aparece un colaborador y las que interpreta Andrés. Las primeras están sujetas a patrones estilísticos como el flamenco, la cumbia, la ranchera, el funk o el rap, mientras que las segundas se basan, sin miramientos, en el rock de toda la vida. También las letras se mueven entre las explícitas y las metafóricas y Andrés se muestra inspirado por momentos, mientras que en otras le cuesta el encaje de los versos.
Llegados a este punto, personalmente me quedo con las dos canciones donde el rap es, en cierta medida, protagonista. “Insoportablemente Cruel” con Calle 13 y la trompeta de un maestro como Jerry González, podría ser incluida en el cancionero de Fun Lovin’ Criminals, con ese flow cadencioso basado en los punteos jazzies de la guitarra. La otra, “Te extraño”, es un medio tiempo con ese punto melancólico al que Andrés siempre le da una dimensión extra y la sabia aportación de El Langui de La Excepción. Lo demás no sorprende, pero tampoco desmerece.
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