A Omar Rodríguez-López le siguen llegando los reconocimientos de parte de sellos de culto. Años después de que la discográfica GSL le sirviera de plataforma o de que Ipecac Recordings le editase la friolera de dos docenas de discos en medio año, ahora el prestigioso sello y estudio alemán Clouds Hill ofrece una trilogía que exhibe a un Rodríguez -López en medio de un momento de inspiración completa.
“The Clouds Hill Tapes I, II y III” son el resultado de unas sesiones que tuvieron un origen particular y espontáneo y así de fresco es el sonido que de ellas nació.
En 2012 el ex At The Drive-In y The Mars Volta participó de unas sesiones en vivo en el mencionado estudio junto a los míticos krautrockers germanos Faust y en 2018, después de que At The Drive-In entraran una vez más en un paréntesis indefinido, Johann Scheerer, productor y CEO de Clouds Hill invitó a Omar Rodríguez-López a la edición del festival del sello de ese año. Algo agobiado por haber girado frenéticamente con la reunión de At The Drive-In durante los últimos dos años, Omar aceptó la propuesta y armó una banda para la ocasión –Audrey Paris Johnson en batería, la madrileña Virginia García Alves en voz y el hermano de Omar, Marcel a los sintetizadores–. Allí mismo, tras participar en el festival con un set de media hora, las partes acordaron que Omar y los suyos se quedarían en Hamburgo unos días más con el objetivo de grabar algo.
Unos días después –y en plan last minute–, se incluyó en la banda al todopoderoso pianista argentino Leo Genovese, a quien Omar conocía de la producción del último disco de Mon Laferte. Allí se comenzó a dar forma a estas veinte canciones, que, a pesar de tener distintos orígenes, toman un extraño sentido de coherencia cuando conviven en esta hermosa edición en vinilo.
El disco I ofrece reversiones de los álbumes que se editaron en Ipecac, con nuevas instrumentaciones complejas pero directas y sobre todo (y esto es una constante en las tres partes) arreglos que desnudan maravillosamente la expresividad que mágicamente florece de esas melodías. La evolución de canciones como “Arcos del Amor” o “To Kill A Chi Chi” marca algunos de los triunfos resonantes de esta apertura.
Ese carácter dramático que es clave en toda la música de Rodríguez-López, encuentra su “maximización perfecta” en esta serie. En este sentido el encare sonoro que el guitarrista proveyó fue interpretado con maestría por sus músicos, sobre todo por los consumados García Alves y Genovese, que brillan por todo lo alto en el disco II; allí las guitarras del líder toman más que nunca un papel estratégico y complementario, desapareciendo por completo en algunas frases. Atención a las siguientes gemas jazzies: “Diamond Teeth”, “Through Wires” y “Vanishing Tides”.
El tercer capítulo parte de una pre-producción de Marcel, la cual fue terminada de arreglar por Scheerer en esa semana en la que los estudios “se llenaron de música”, según contaron los protagonistas. Los puntos que definen este final son –otra vez– la sutil participación de las guitarras, la preponderancia de los sintetizadores y cierta tendencia “mainstream” en los arreglos (“Winter’s Gone” y la preciosa “It All Begins With You”), un elemento inusual en el nutrido currículum del compositor de El Paso.
“The Clouds Hill Tapes I, II y III” (disponibles en la web de Cloud Hill) funcionan como un resumen magnífico del gran momento de Omar Rodríguez-López, en el que la proliferación de ideas, transformadas en sentimientos de transmisión inmediata al oyente, engrandecen su figura mientras él sigue en su camino de convertirse en un inevitable referente de la música inquieta de las últimas dos décadas.
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