Pocas “bandas” existen de trayectorias más intrincadas y desconcertantes que los Of Montreal de Kevin Barnes. Formada en 1996 en Athens, Georgia, más de 20 músicos han prestado sus servicios en trece discos que han tocado casi todos los palos. Siempre con la acidez psicodélica de fondo, pero con paradas en el indie canónico, el folk, los sonidos negros, el country alternativo, el punk, el glam setentero, la electrónica. Lo que se ha mantenido es el espíritu iconoclasta, inteligente y fiestero del proyecto.
Su disco número 14, supone un regreso a la electrónica bailable y también a una mayor accesibilidad pop. “Let´s Relate” y el single “It´s Different For Girls”, con su letra sarcástica y vídeo hilarante pasado de rosca (desde luego, algunos de los vídeos más bizarros y surrealistas del siglo son del proyecto de Barnes), son una buena muestra: Electrónica perfectamente bailable, sí, pero con caóticas texturas de ruiditos y sonidos que me remiten a los Devo más funk.
Ttambién volvemos a encontrar canciones hechas a partir de riffs de guitarra de inspiración abiertamente glam: El espectro del Bowie de los primeros 70 se asoma en “Gratuitous Abysses”, “Chaos Arpeggiating” y “Les chants de Maldoror” con su solo de guitarra desquiciado. La influencia de Prince también se hace notar aquí y allá (“Ambassador Bridge”, “My Fair Lady”).
El problema es que la indiscutible inteligencia y cultura musical de Barnes (que puede recordar a la de un Ariel Pink) y su habilidad para agitar en su coctelera todo tipo de géneros con cierta ligereza humorística queda frecuentemente por encima de las canciones, y perjudica la coherencia de un disco disperso, barroco, con muchas ideas, algunas disfrutables, otras de dudosa eficacia: Ese uso del auto-tune (lo siento: No puedo con él), patinazos infumables como “A Sport and a Pastime” o temas alargados hasta el infinito, caso de “Def Pacts”, completan un disco sólo para incondicionales.
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