El último lustro de existencia de los icónicos Machine Head no ha sido fácil. El lanzamiento del casi infumable “Catharsis” (18), una formación irregular tras la salida de su bajista Adam Duce en 2013 que se vio nuevamente azotada con la desbandada en 2018 de Phil Demmel y Dave McClain y mucha incertidumbre que clareó un poco con la gira masiva por salas en la que Chris Kontos y Logan Mader volvieron a la banda dos décadas después para celebrar los veinticinco años del tan querido y exitoso “Burn My Eyes” (94) fueron los factores principales que influyeron en estos convulsos años.
La reciente carrera en vivo del grupo liderado por el incansable Robb Flynn solamente tuvo descanso debido a la pandemia, y todavía con esas Robb y el bajista permanente desde 2013, Jared MacEachern, se buscaron la vida para ofrecer a los fans una alternativa en forma de streamings de ensayos en directo a través de Twitch y YouTube hasta su regreso formal a los escenarios el pasado 12 de agosto en el festival de Bloodstock (curioso tras las declaraciones de que no estaba entre sus planes volver a tocar en grandes eventos) en formato trío –Vogg de Decapitated, su nuevo guitarrista, tuvo que ausentarse– con Matt Alston a la batería.
Cuatro años y pico más tarde de todas estas idas y venidas y con algunos singles irrelevantes por medio, los californianos comienzan su “nueva” etapa con el estreno de “Of Kingdom And Crown”, un álbum que no prometía demasiado y que sorprendentemente ha traído de vuelta gran parte del sonido de los Machine Head más incorruptibles retrotrayendo a la sólida tríada de “Through The Ashes of Empires” (03), “The Blackening” (07) y “Unto The Locust” (11).
Hablar de “Of Kingdom And Crown” como su mejor disco no sería realista después de nueve referencias previas, pero hacer alusión a éste como un posible candidato a estar entre sus cinco mejores títulos no es algo descabellado. Las trece canciones que lo componen carecen prácticamente de tropiezos, tienen coherencia y suenan como un pildorazo sólido a caballo entre el thrash y groove metal dejando al grupo en un nivel más que bueno, aun a pesar de algunas semejanzas que casi llegan a calcar estructuras de anteriores composiciones.
La apertura con la extensa “Slaughter The Martyr” se siente como una especie de hermano gemelo fruto de la unión de “Clenching The Fists Of Dissent” y "Beautiful Morning”, y a pesar de esta sensación de copia-pega sale airosa dejando paso a la tralla pura y dura de “Choke On The Ashes Of Your Hate” y “Become The Firestorm” para dar un respiro conforme se avanza entre interludios y momentos más sosegados con melodías como las de la aceptable “My Hands Are Empty” o “Unhallowed”, esta última con un estribillo genial asaltado por momentos cañeros.
Lo mejor de esta nueva referencia de Machine Head es que consigue alcanzar momentos de muchísima calidad a todos los niveles que llegan a dejar en ridículo a cualquier fragmento de “Catharsis” e incluso a canciones de su primera etapa gracias a esa brillante producción, estructuras y partes enriquecidas por solos, percusiones bestiales ejecutadas por el ex-Animosity y actual batería de Job For A Cowboy Navene Koperweis, breaks potentes y riffs destructores que no nublan la musicalidad de la cara más “mansa” del grupo.
Quién sabe si Robb Flynn y su séquito seguirán manteniendo la línea en años venideros. Si lo que está por venir sigue la senda de calidad de este décimo álbum dejando en su repertorio canciones memorables como “Slaughter The Martyr”, “Choke On The Ashes”, “Rotten” o “Arrows In The Words From The Sky”, alejadas totalmente de ese nu metal descafeinado que solían practicar, podemos darnos con un canto en los dientes y desear que la cosa se mantenga en esta dirección.
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