Tercera entrega en la discografía de Odesza y tercer acierto en su particular forma de entender la música electrónica y el pop en general, y digo “particular” no tanto por la originalidad en sí de la propuesta que ofrece este luminoso A Moment Apart sino por la efectividad con la que Harrison Mills y Clayton Knight manejan, una vez más, una acertadísima visión comercial y una producción de lujo en un terreno tan heterogéneo como plagado de lugares comunes en el que se dan de la mano las más diversas manifestaciones de la música de baile de orientación más mainstream y de la cultura de club a través de un filtro chill que resulta de lo más efectivo para dotar a la música de Odesza de dos de sus características principales: una luminosidad que contagia entusiasmo y hedonismo por un lado y una clara vocación de stadium pop (las millonarias cifras de los visionados de sus videos o sus continuos sold out en grandes recintos así lo confirman) por el otro.
Ese aire chill tan definitorio de Odesza sumado al buenismo new age cercano a los manuales de autoayuda presente en los temas con letra del disco hacen que por momentos los clichés amenacen con emparentar este álbum con productos derivados de la formula Ibiza/Café del mar o de la radiofórmula más manida, pero el minucioso trabajo de producción y composición del dúo de Seattle confirman que Odesza son mucho más que una versión elaborada y relajada de David Guetta, incluso cuando se lanzan al house más discotequero como en la acertada Late Night.
En A Moment Apart, Odesza transitan por los mismos lugares recorridos en sus anteriores trabajos, haciendo especial hincapié en los medios tiempos pegadizos marcados por el uso de los sintetizadores y el tratamiento y manipulación de las partes vocales (son maestros en este recurso, hay que admitirlo), ya sea vía sampler o mediante numerosas colaboraciones: de Regina Spektor a Naomi Wild pasando por Wynne, Sasha Loan y muchos más. A lo largo de dieciséis temas saltan sin tapujos del pop orquestado con aires soul de Across The Room a baladones románticos de influencia R&B como Just A Memory, de las sonoridades trap/dubstep de Boy a las influencias de Bon Iver y M83 en Corners Of The Earth, del exotismo cercano a la world music de Meridian al bailoteo más puramente radio-friendly de Higher Ground, y en general consiguen mantener una frescura entre esa multitud de sonoridades y texturas que hacen que en ningún momento el disco caiga en la repetición o resulte empalagoso. Hacer música de apariencia tan fácil y comercial sin caer en la intrascendencia es tarea complicada, y Odesza lo logran, una vez más.
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