Tras la saludable muestra de heterogeneidad mostrada en su debut “Mantiis” y en los remixes de “Torn & Burnt”, resulta sorprendente que aún haya a quien pille por sorpresa el giro musical de la nueva obra de Obsidian Kingdom, más aún teniendo en cuenta que estamos ante un trabajo que no por abrazar el rock alternativo y los patrones estructurales de la canción pop-rock abandona el halo oscuro, solemne y melancólico de su sonido. La banda logra aquí sacarle el máximo partido nutriéndose de referencias variadas -drone, grunge, industrial, black, avantgarde- con la ayuda a los controles de Jaime Gómez Arellano (Paradise Lost, Altar Of Plagues, Ghost).
El resultado, en el que colaboran ni más ni menos que Kris Rygg (Ulver) y Attila Csihar (Mayhem), es un fascinante trayecto dividido en siete episodios autónomos: el tema título se abre paso en el vacío para estallar en un estribillo luminoso y abrazar el abismo en un tercer acto de esencia black; “10th April” conecta con su faceta más electrónica coronándose con un bello clímax de sintetizadores; la abrasiva sección rítmica toma el protagonismo en “Darkness”; “The Kandinsky Group” constituye la más prog del conjunto; la onírica y delicada pieza instrumental “The Polyarnik” evoca el “Perdition City” de los citados Ulver; la sombra de Peter Gabriel asoma en “Black Swan” y la hiriente “Away/Absent” cierra con furia un conjunto de intensidad bipolar, elegante, detallista y repleto de matices que corrobora a los barceloneses como uno de nuestros grupos más personales y ambiciosos.
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