A una banda con veinte años de carrera y cinco discos editados, en estos tiempos volátiles en los que vivimos, hay que otorgarle el crédito que merece su constancia. Una constancia que los ha llevado a transitar todas las trincheras del Hardcore vasco, hasta el que parece ser su movimiento más meditado. Ocho cortes que aparecen bajo el nombre de “The Blackout”, en los que las eclécticas posibilidades del combo se estiran como un chicle y la sensación de progresión se muestra incontestable.
En una habilidosa jugada para rentabilizar cada segundo compuesto, Nukore han ido presentando cada corte a lo largo del pasado 2024, otorgando protagonismo a las canciones frente al conjunto global. Una estrategia inteligente, que sin duda ha multiplicado la repercusión que hubiesen tenido con métodos más tradicionales y les ha permitido generar una expectación como no habían visto en dos décadas. Dejando aparte la cuidada presentación que luce el trabajo, el primer contacto que uno tiene con "The Blackout" es el gran sonido que ha conseguido Iker Bengoa en sus Silverstar Studios. Un acabado absolutamente profesional por parte de un productor que sabe perfectamente que campo esta pisando y que ha conseguido dotar al conjunto de unas hechuras francamente internacionales.
Desde el primer minuto con “Hunger Games” comprobamos como Nukore van directamente al grano, sin pretenden inventar la rueda en ningún momento, pero sin olvidarse de incluir una carga extra de melodía para conferir gancho a la mezcla. Alternando hábilmente con su parte más cañera, Nukore atrapan con su propuesta. “Hate Is A Burden” recuerda poderosamente a los Biohazard más comerciales mientras que “Pay And Obey” pisa el acelerador haciendo que la banda linde con el Thrash por momentos. Un gran ejercicio de estilo que podrían haber firmado los Suicidal de mediados de los ochenta, pero con una producción de hoy en día. Bastante más anodina resulta “Planet B” aunque la cosa vuelva a subir enteros con el corte más redondo del trabajo. “Lost”, que así se llama el tema, supone la versión más comercial del conjunto, pero también la que demuestra una mayor vocación por trascender géneros y etiquetas.
La recta final del Blackout la comienza “War Dog” de forma coherente, y vuelve a repuntar con un “This Light Of Mine” que crece endiabladamente, convirtiéndose en un latigazo que no te esperas. El perfecto preámbulo para que “Don´t Do It” remate elegantemente estos escasos veinticinco minutos de intensa creatividad.
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