Sentido, coherencia, poética y sensibilidad. Son cuatro palabras que se atreven a definir el imaginario sonoro de este barcelonés apodado Nühn. Sobre una especie de bruma sintética permanente, a la islandesa, van cayendo, cuales hojas de árbol en otoño, con un Julio Gutiérrez que se acerca hasta un punto más allá de Boards of Canada, Múm o incluso de Burial o Kode9.
Aquí nada es fácil a priori, pero solo es una vaga ilusión de lo que encontraremos tras arañar su bella piel grisácea. Todo empieza con “Today”, una intro ambiental, algo cósmica, sustentada sobre un bello, humano y tristón piano -instrumento sobre el que se eleva todo el álbum- que da paso a la delicada y altamente orgánica “Brittle” -en la que canta y lo hace bien- y a “The Figther” -quizá el mejor tema- en el que Nühn se muestra más abierto, cálido y casi club. En “That Lost Life” campa el misterio futurista y dub, la quiebra percusiva y el son del crujir del alma urbana y en la redonda, melódica y adorable “More Fast Than The Wind, The Time” parece pararse el tiempo, a base de destellos de luz sintética que nos ciega e invita a un viaje interno en el que solamente hay lugar para la esperanza. En “LCC”, Nühn experimenta -con la propio sutileza de su autenticidad y autodidactismo- y lograr procurarle al tema un sentido profundo, taciturno y hasta emocionante.
En fin, un trabajo personalísimo, outsider y sensible -con fuerte influjo jamesholdiano- en el que la melancolía digital arrasa un campo de amapolas mutantes en el que todavía hay lugar para el milagro y lo fascinante.
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