Ensayo

Seguramente recordaremos este 2020 de mierda como el peor año de nuestras vidas. Doce meses en los que todo nos cambió, y en la mayoría de las ocasiones a peor. Pero dentro de este desastre, siguen sucediendo cosas buenas, si no muy buenas, como por ejemplo que después de cinco años de silencio (nada extraño ni exagerado tratándose de ellos) Nueva Vulcano, aquella banda de culto del underground barcelonés de aire intrascendente, pero de calado ultratrascendente, publique disco nuevo. Y así, como quien no quiere la cosa, ya llevan... cinco.

Esta historia tiene su historia. A finales de enero Nueva Vulcano anunciaban que iban a protagonizar una doble sesión en la sala Vol de Barcelona para el día 22 de febrero. Dos conciertos seguidos en los que tocarían del tirón los temas de su nuevo disco. Un álbum que se encerrarían a grabar una semana después. Entonces decían que aún no lo sabían, pero era mentira. Su quinto largo se iba a llamar “Ensayo”, cosa que tenía su gracia, por seguir con esa vena literaria iniciada con el anterior “Novelería” (B-Core/La Castanya, 15), pero que también tenía mucho de la personalidad del grupo, el de la banda que lleva casi dos décadas dándole pero que sin seguir aferrada al local de ensayo como modo de vida.

Nueva Vulcano dieron los dos conciertos ensayo en un solo día y una semana después grabaron “Ensayo” con Santi García y Borja Pérez. Y una semana después de que ellos se encerraran en los estudios Cal Pau de Sant Pere Molanta nos encerraron a todos por esto del puto virus. Lo que podría haber sido un tremendo contratiempo ha sido lo que ha acabado dando sonido propio a lo nuevo de los Nueva.

Algo más clásico en su acercamiento al rock de guitarras, con unas letras con un poso social más acentuado, “Ensayo” no deja de ser un disco de Nueva Vulcano, con todo lo bueno que ello conlleva. El quinto disco de Artur Estrada, Wences Aparicio y Albert Guardia son doce temas moldeados a partir de su fórmula de siempre: indie rock con reminiscencias post-hardcore de riffs angulosos y un extraño sexto sentido para dar con melodías nada evidentes pero igualmente cautivadoras y memorables. Algo así como una extraño cruce entre Jawbox y Los Planetas.

Y justamente eso es lo que es “Ensayo”, con la diferencia de que esta vez todo está mucho más elaborado. Nueva Vulcano tenían previsto dedicarle una semana a las mezclas y la posproducción; con el confinamiento dispusieron de tres meses. Esto sumado al hecho que este es el disco en el que Marc Clos, teclista y cuarto miembro entre la oficialidad y la sombra, tiene una mayor protagonismo, se traduce en su obra más detallista y arreglada. El paradigma de todo ello es "Ensayo sobre la decepción", corte que cierra el disco, tema de resonancias acústicas y presencia de vientos. Y con esta, mostrando pinceladas de gestos sonoros hasta ahora inéditos, hitets marca de la casa como "El eucalipto" (llevando al límite las condiciones vocales de Artur Estrada), "Disney y resaca padre", "Fluorescente", "Las rotondas", "Mercurio retrógrado, etc." o "La pedra oscil·lant". Discazo.