Con el primer trabajo de los norteamericanos Nothing parecía inevitable, casi obligado, relacionar el paso por la cárcel de su cantante, Domenic Palermo, con el elocuente título: “Guilty of Everything” (culpable de todo). Estuvo entre barrotes durante dos años por apuñalar a un tipo durante una pelea, en defensa propia, aseguran, y cuando le devolvieron la libertad necesitó su tiempo para recuperarse, para encontrarse. Aparcó el punk y el hardcore con los que había crecido, y fue entonces cuando Palermo empezó a explorar en solitario otros sonidos bajo el nombre de Nothing. El resto de la banda llegaría poco después y, tras un puñado de EPs, publicó el citado debut a través de Relapse Records, el mítico sello especializado en grindcore, sludge y death metal.
Los seguidores del sello –porque los sellos como Relapse tienen seguidores muy fieles– encajaron con sorpresa el fichaje. El shoegaze bello y pesado al mismo tiempo de la banda desentonaba en un catálogo con nombres tan violentos como Abysmal Dawn, Agoraphobic Nosebleed, Chepalic Carnage o Dying Fetus. Sin embargo, tras unas escuchas, la mayoría, estoy convencido, acabó enamorado del cuarteto de Philadelphia. La brutalidad de la banda es diferente; su devastación es menos física y más emocional.
Dos años después de ese trabajo, aclamado por crítica y público en el 2014, el cuarteto vuelve con “Tired of Tomorrow”, también publicado por Relapse. Aunque a punto estuvo de publicarse vía Collect Records, el sello del cantante de Thursday, Geoff Rickly. Cuando descubrieron quien era el principal inversor, el que ponía la pasta para que tirase adelante el sello, rompieron el contrato. El apoderado es posiblemente el tipo más odiado en los Estados Unidos ahora mismo: Martin Shkreli, un tipo sin escrúpulos, capaz de subir un 5.000% el precio de un medicamento antiparasitario que podría salvar millones de vidas.
Al parecer, el cantante de Thursday, que presuntamente desconocía todo esto, invitó a Shkreli a abandonar el barco para salvar la reputación de su proyecto discográfico. Eso sí, el socio se fue con sus dólares y el sello Collect Records perdió una pila de bandas como Nothing. Los nuevos temas de Nothing quedaron huérfanos, pero el presente “Tired of Tomorrow” es tan bueno que a Relapse records no le quedó otra, imagino, que tragarse el orgullo y acogerles de nuevo con los brazos abiertos.
La historia que envuelve su tremendo segundo disco es un poco truculenta. Y algo de esa mala baba hay en estos 10 nuevos cortes. Abren con “Fever Queen”, un mal de amores de tres minutos de duración con las espadas en alto, con la épica por las nubes, y “The Dead Are Dumb”, con un punteo inicial inquietante, con una atmósfera muy Twin Peaks seguida de una estrofa de puro dream pop, aparentemente inofensivo pero líricamente atormentado. “Dolores de barriga y dolores de cabeza”, canta Palermo por si quedaba alguna duda del mal rollo del disco.
Llega entonces el adelanto, “Vertigo Flowers”, con mucho brío, jovial y colorista, tanto como el videoclip. La letra, en cambio, también es oscura y algo desafiante. Como cuando dice con voz dulce “odio todo lo que estás diciendo”. Nothing sacan en este trabajo, más que nunca, su lado más retorcido y perverso, también presente en “ACD (Abcessive Compulsive Disorder)”, una pieza que curiosamente parecen dedicar a las farmacéuticas más poderosas.
“Nineteen Ninety Heaven”, con su tempo pausado, bien podría ser una anti-canción de cuna con mensaje envenenado: “La vida es una pesadilla y no me quiero despertar”. El tema más duro de todo el disco llega ahora, con “Curse of the Sun”, con guitarras machaconas y una batería poderosa. El estribillo, claramente deudor de los mejores Smashing Pumpkins, con Palermo poseído por Corgan, envuelto por una maraña de guitarras, señala el consumismo como una de las drogas más destructivas.
Sigue el revivalismo grunge pero en clave My Bloody Valentine con “Eaten By Worms”, pues el inicio tiene un punteado inicial con reminiscencias al “Black Hole Sun” de Soundgarden. Después de las acústicas de “Everyone is Happy”, posiblemente el más flojo del disco, vuelve el shoegaze más preciosista y sentido con “Our Plague”. La banda que completan los músicos Brandon Setta, Kyle Kimball y Nick Bassett deja para el final el tema que da nombre al disco, “Tired of Tomorrow”, una escalofriante pieza de seis minutos, algo excesiva, con pianos y violines.
“Tired of Tomorrow” es como una gran golosina, dulzona al principio y amarga al final. Y ese regusto solo desaparece escuchando el disco otra vez. Y otra. Sin parar. Nunca el dolor, la angustia y el sufrimiento me entraron tan bien. ¿Te atreves? Deberías.
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