Poco más de un año han tardado los de Urretxu (Guipúzcoa) en darle forma a su nuevo disco, el cuarto ya en su larga carrera, y la espera, simplemente con darle al play, queda olvidada. La decena de canciones de “Nothing But A Bad Day” dejan de lado definitivamente el glam que se les atribuyó en sus inicios, y apuestan de manera orgánica por su lado más rudo, intenso, sin que eso signifique veleidades punks. Riffs cortantes, stonianos pero también de alto voltaje como sus adorados AC/DC, aunque también la clavan cuando se introducen por otros meandros, como la sensual “T-Short Out”, el boggie del tema que da título al disco y cierra el elepé y por supuesto en las marcas de la casa: la despeinante “Don’t Dispair” y la contundente “You Can Bet It”. Cambio de sello y de formación incluidos (el guitarrista Iker Álvarez ha dejado su sitio a otro), punteos fornidos y una voz, la de Jon Iturbe, que cada vez suena mejor. Más cascada, más dulce. Magníficos, como de costumbre.
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