Continua
DiscosNosaj Thing

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7 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 09-11-2022
Empresa — Lucky Me/Music As Usual
Género — Electrónica

Hay varias epifanías en la vida de Jason Chung que bien pueden explicar su música: el descubrimiento de las posibilidades del hip hop de la vieja escuela a través del turntablismo de sus paisanos Beat Junkies, a quienes escuchaba por la emisora californiana Power 106 en el bus escolar camino del colegio, el dar luego con la versión abstracta e instrumental que DJ Shadow modeló de aquel sonido y el contagiarse más tarde de la enigmática oscuridad, desprovista de contexto porque parecía salida de otra dimensión, de los Boards of Canada finiseculares. Luego ya podemos hablar también de su pasado en bandas punk y noise (que le dejaron un poso más logístico que estrictamente musical) o de su rol de colaborador de Kendrick Lamar o Kid Cudi, pero los que hemos apuntado son los tres vértices sobre los que, con ligerísimas variaciones, sigue orbitando su proyecto Nosaj Thing a la altura de su quinto álbum, que traza línea de continuidad (y no es un chiste malo con su propio título) respecto a lo que fue "Parallels" (2017).

Algo más orgánico y menos rítmico que su predecesor, el balance depara aquí profundidad de campo y un scope de largo alcance, porque su estimulante y seductor sonido revela una seductora textura, una intriga inherente y un logrado equilibrio entre oscuridad y luz. Aunque a veces parezca más un brillante sound maker que un talentoso escritor de canciones: repite la fórmula colaborativa de anteriores trabajos (en diez de sus doce cortes), y las hechuras y la perdurabilidad de sus composiciones depende mucho de quién sea su partenaire. Sobresale el dubstep al ralentí de “My Soul or Something” (con Kazu Makinio, de Blonde Redhead), el r’n’b espectral de “Woodland” (con serpentwithfeet), el impulso tribal de “We Are” (con los surcoreanos Hyukoh) y, sobre todo, la sanadora placidez de “Blue Hour” (con Julianna Barwick), que por su cadencia bien podría ser una “Teardrop” (Massive Attack) para el siglo XXI. Por el contrario, las mucho más etéreas “Condition” (con Toro y Moi) y “All Over” (con Panda Bear) saben un poco a oportunidad desaprovechada, dado el currículo competente. Pero sirven también, a su manera, para seguir hollando un camino híbrido que tiene la virtud añadida de plasmar con fidelidad el desasosiego de los tiempos que vivimos, sacudidos entre la añoranza analógica y la paranoia digital, entre la apelación a la vieja seguridad extraviada y un futuro tan sombrío que no nos atrevemos a otear.

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