Nocturno

Hay dos formas de afrontar el hecho de perderse por una carretera menuda y arbolada, de noche y lloviendo. Ponerse muy nervioso, empezar a tropezar con los pedales y acabar –en la mejor de la suertes, sin mayores consecuencias– enclaustrado en una cuneta. Solo y hasta el amanecer. También se puede aprovechar la aventura: deslizar lento y acompasarse al ritmo del parabrisas.

Tal vez no tenga ni el carné de conducir. Pero Sau Poler, alias de Pau Soler, maneja el vehículo como un profesional. “Nocturno” es un debut tramposo. El de Badalona lleva una década editando música y ha pasado por sellos como Modern Obscure Music, Cin Cin o Mule Musiq. Su mezcla de house orgánico y melódico se ha movido por todas las pistas. Carretera tiene para aburrir.

“Nocturno” es un imaginario sonoro casi comestible, lleno de texturas, rítmico, pero también oscuro y nublado, ampliado a nuevas formas de componer y lucir: contiene singles (“4.44”), pero también elementos de banda sonora intrigante. En un viaje de noche, en el que sale a relucir mucha nostalgia, el productor se ha basado en sus películas favoritas y en videojuegos de su juventud, y en la distopía y lo ficcional, como refleja la portada difuminada de la neoyorquina Jane Dickso. La cohesión al conjunto la otorga el mítico sintetizador Roland JD-800, un básico noventero.

Tras dos años de experimentación, las combinaciones elásticas han convergido en un único viaje, que son varios a la vez. Carreteras secundarias de paisajes parecidos. Temas que hacen mover la cabeza, la pierna y que hipnotizan. Si eres de los que no tiembla con los aguaceros, te gustará. Si te asusta ponerte al volante en cuanto chispea, déjalo estar. “Nocturno” tiene esa pausa chisporroteante de la música de club exigente, que exaspera o eleva. Pero que acompaña por los demonios –los mismos por los que pasó el autor al componer– durante el atasco.