Que un grupo con solamente dos discos oficiales publique un álbum de rarezas y descartes suena sospechoso, aunque si es debido al almacenamiento de material sobrante con el visto bueno de sus creadores, hasta podría considerarse lógico.
De todas formas, si las piezas no entraron en su momento en los discos publicados, quizás sea porque tampoco estaban a la altura. Y ese es el problema de “No, Virginia”, que si bien incluye algunos cortes valiosos anda sobrado en composiciones intrascendentes y sin brillo. Sin embargo, la culpa la tiene su hermano mayor, “Yes, Virginia”, una obra atrevida, deslumbrante y sarcástica que se crecía con las escuchas. Aquí hay retazos de ese buen y aleccionado cabaret-punk (con cinco piezas grabadas expresamente para la ocasión y una versión de Elvis Costello), como “Night Reconnaissance”, el primer sencillo de una obra en la que destaca de nuevo el buen gusto que tienen para vestir las carpetas de sus discos. No es mucho, pero con “No, Virginia”, sus seguidores tienen alimento hasta que llegue ese enigmático primer disco de Amanda Palmer, “Who killed Amanda Palmer?”, que debería estar al caer y sobre el que tenemos depositadas unas enormes expectativas.
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