Niños Mutantes vuelven a la actualidad tras tres años sin nada de ellos. Volverán también a los escenarios, que es su hábitat natural, aunque ahora centrémonos este undécimo trabajo titulado “Ventanas” y que presenta un nuevo viraje de la muchachada mutante.
Podríamos decir que vuelven a lo grande, aportando cambios y trabajando ni más ni menos que con cinco productores diferentes. El suyo es un claro ejemplo de abrir las ventanas para que se vaya lo viejo y entre lo nuevo, y nunca mejor dicho.
Desde sus comienzos, Niños Mutantes ha sido una banda en la que han destacado tanto sus agudas letras como su capacidad para capear bien sus aciertos y desaciertos. Esta nueva obra la encajaremos, sin ninguna duda, entre sus aciertos. “Ventanas” es el trabajo llega con un sonido más melifluo y menos guitarrero. Ciertamente, los andaluces nos tenían acostumbrados a los riffs directos, la distorsión y un sonido directo, algo que aquí cambia. Se permiten aparcar de momento las guitarras y se atreven incluso a acercarse al sonido tropical en “Un tiro en el pie”. Pero que nadie se preocupe o se altere: Sus letras punzantes siguen ahí, eso no lo dejan atrás. Sirva como ejemplo como adaptan, en la forma y en el modo, “Palabras para Julio” de José Agustín Goytisolo.
En cuanto a la música, encontraremos desde el synth pop con toques de tropicalismo psicodélico de “Una noche” hasta esa “No una más” que se abre recordándonos al “Under The Bridge” de Red Hot Chili Peppers y encara una segunda parte con aires al Bunbury de los noventa. Se permiten juguetear con un elegante beat hawaiano en “Todo tiene un precio” y vuelven a sus habituales baterías marcadas en “Húndete”, aunque sín guitarras, eso sí. “El examen” es un medio tiempo que rasga conciencias; “Oxígeno” podría encajar en el repertorio de, por ejemplo, Carlos Sadness, y destacaría “Por el camino perdido”, una pieza que recuerda a los tiempos del “Autobiografía” de Duncan Dhu, con algo más de fiereza.
A groso modo, “Ventanas” tiene un cierto regusto a pop electrónico y aires house que encajan muy bien en la música de la banda. Y aunque era algo que jamás hubiéramos imaginado, es evidente que salen airosos. Dicen Niños Mutantes que este disco es “malafollá tropical”, mitad buen rollo, mitad mala baba lírica. Y hasta puede que tengan razón.
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