Que Adoren Tus Huesos
DiscosNiña Polaca

Que Adoren Tus Huesos

8 / 10
Fran González — 30-10-2023
Empresa — Subterfuge Records
Género — Indie pop

Cualquiera diría que después de dos álbumes de ensueño a modo de lujosa carta de presentación (la cual les ha valido para consolidarse como una de las propuestas más sólidas de nuestro pop) los miembros de Niña Polaca tendrían todavía que cargar sobre sus hombros con la responsabilidad de seguir demostrándonos algo. Así de injusto e ingrato es en ocasiones el mundo del rock, donde definitivamente nunca se puede dar por sentado nada y cada asalto supone una nueva prueba de fuego para quien se atreve a ejecutarla. La que atañe en esta ocasión a la popular banda alicantino-madrileña, efectivamente, pasaba por evidenciar (o no) ante el público y la crítica el posible peso que la salida de Sandra Sabater haya podido suponer en la andadura y continuación de la formación. Un contratiempo, acontecimiento, hito o simple episodio vital que el ahora quinteto ha logrado resolver haciendo lo que mejor sabe: firmar un disco que subraya su unidad a golpe de himno, sentimiento, picardía, energía y emoción.

Con cierta previsión a la hora de lograr que esa transición entre etapas se haga lo menos manifiesta posible, los de Surma deciden arrancar este “Que Adoren Tus Huesos” (Subterfuge Records, 23) tirando de fórmula conocida y empleando su abc al mejor de los niveles con “Travieso”, uno de esos temas gamberros e insolentes que tan pronto como comienzan a sonar se nos pegan como un chicle al zapato y el mismo entra de lleno en el podio de los cortes más inmediatos y efectivos que la banda nos haya brindado hasta el momento. Un híbrido entre romanticismo tirado y pijismo ruidoso que sintetiza de pé a pá el sino de la banda y mantiene el pulso entre promesas y recuerdos, con mucho picante y distorsión.

Pero puesto que estamos en su tercer trabajo como formación, Niña Polaca también saben que es tiempo para las concesiones, para explorar y para experimentar con las circunstancias. Y es que la vida, además de limones, también les ha dado la oportunidad de sumar ciertos elementos inéditos a su registro que han terminado dando mucho juego al montante final del disco, como la incorporación de Claudia Zuazo a las teclas (favoreciendo la introducción de arreglos de sintetizador que de tanto en tanto dinamizan las partes más instrumentales de algunos tramos, como apreciamos en “Lo Que Yo Te He Querido (Pretérito Perfecto)”), a los coros (dulcificando la propuesta tonal con un acompañamiento sublime, tal y como vemos en “Dolores Rayo”), o directamente clavando su personal bandera en el micrófono con melancólicas diatribas sobre la mala fe del calendario (“Invierno de Mierda”).

A pesar de que la banda nos haya ofrecido una (tal vez) abusiva cantidad de adelantos previos a la publicación del disco (siete, para ser exactos), con su progresiva escucha tenemos todavía la suerte de poder llevarnos sorpresas que no estaban previstas en el guión (“Te Vi En El Concierto”, convirtiéndose en himno potencial de cara al verano de 2024) y atestiguamos de nuevo esas siempre notables ganas de la banda por marcar la diferencia, por evidenciar sus referentes, por salirse de la ecuación y por recordarnos a todos los presentes que su rock no va a granel, sino que está pensado y cuidado al detalle. Así es como su ritmo, casi trovadoresco y decimonónico, nos hace danzar con júbilo y euforia en “Caballo”, para poco después embriagarnos entre guiños de épica comunal con un perfecto fin de fiesta tabernero y coleguil llamado “Perdí Los Galeones”, suponiendo el perfecto aderezo a otros hits de nueva época que ya conocíamos previamente (“Mucho Tiempo Contigo”).

Un rasgo, el de su valor por las letras ambiciosas, que nos ofrece ahora el gusto y disfrute de un catálogo de recursos nuevos (o como mínimo, más depurados que en entregas previas), ajeno a la inmediatez imperante y dispuesto a ser fiel a una consigna que, aun atípica en ocasiones, consigue percutir y mover el corazón más que nunca (“Los Días Malos”). Si su propósito era convencernos de que “aquí no ha pasado nada”, no solo lo han logrado con impecable éxito, sino que con la tontería, han firmado la mejor hoja de ruta a seguir de aquí en adelante.

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