Con la tranquilidad que le da haber firmado uno de los mejores álbumes de electrónica contemporánea del pasado año –“Hopeyard” (22)–, Manu García, músico ilerdense de pro radicado actualmente en Estados Unidos, opera una vez más como NIN3S a través de “Abstract View” con el fin de volver a poner a nuestra disposición un inmediato y segundo capítulo de este nuevo proyecto con el que ha logrado conjugar en futuro perfecto las diferentes ramificaciones y subdivisiones de la electrónica más sofisticada y selecta.
Un viaje sin prisa, contemplativo y absorto, donde el fin último pierde importancia y tan solo la belleza de sus trazos, formas, contornos, y elipses serán suficiente razón para atraparnos durante tres cuartos de hora repletos de matices, tonos y escalas dispersas y libres. Hace unos años Manu era conocido por pisar el acelerador e insuflarle zapatilla a sus producciones, aquellas con las que durante la pasada década logró hacerse un nombre propio entre lo más granado de la electrónica patria. De un tiempo a esta parte, y coincidiendo con su renacimiento y restablecimiento artístico, este multi-instrumentista, DJ, productor, especialista en scoring y composición musical de cámara, apuesta ahora por bajar de revoluciones y sumergirnos en una propuesta paisajística y casi terapéutica donde cada detalle cuenta.
Así lo sentimos tan pronto como los asépticos acordes de “Eleven”, apenas interrumpidos por unos ritmos sincopados de percusión acústica, irrumpen en nuestros oídos, dispuestos a asentar las bases de un sonido depurado, amable y rico que confirma la facultad evocadora de sus composiciones. El piano, como instrumento fetiche en el hacer de Manu, se cobra su particular cuota de protagonismo lanzando líneas de diálogo que orientan su arranque hacia la confluencia entre la vanguardia y lo remoto; signo de distinción propio, que será clave en los sucesivos envites de su catálogo. Y es que diversos géneros musicales pretéritos, concertados en su categoría más expansiva y atrevida, vuelven a ejercer ahora un rol destacado en esta entrega, a través de cortes que aúnan el jazz y el retrofuturismo (“Twenty Two”) o se atreven con gallardía a reinventar estilos propios (“Un Tango”). La ambición de su ejecutor, dispersa e inconformista, le llevará a posicionarnos en una hoja de ruta de difícil cohesión pero de igual deleite, con el encanto de la quietud como leitmotiv compartido y una continuada muestra de lo que su inquieto y concurrido imaginario encierra: desde un soul melódico colmado de intimidad y elegancia (“Darkest Light”), hasta un sintético festival de voces tratadas que remiten a la cara más sci-fi de la electrónica (“Talking to Nobody”), pasando por su coqueteo más directo con la cinematografía musical, con la ayuda del virtuoso Amir-John Haddad (célebre colaborador de Hans Zimmer, que ahora pone sus seis cuerdas al servicio de una maravillosa “A Thousand Faces”).
Sin apenas lenguaje expreso, NIN3S se basta y se sobra para generar sobre sí mismo una cautivadora estela que transita los valles más pronunciados de la emoción, la paz, la libertad, lo cósmico y lo experimental, dando como montante final un trabajo más próximo al diseño sonoro y lo extrasensorial que a un disco al uso.
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