Tres discos le han bastado a Nilüfer Yanya para proclamarse como uno de los nombres más consolidados de la escena londinense actual, creciendo tanto lírica como instrumentalmente en cada una de sus nuevas aportaciones y alcanzando destacadas cuotas de riesgo en sus respectivas entregas. Más expansivo y puro que sus predecesores, “My Method Actor” nos muestra ahora a la cantautora británica adentrándose en territorios del todo reflexivos e insulares, formulándose así preguntas y pesquisas hasta la fecha inéditas en su registro.
Contando con Will Archer como único colaborador invitado a la fiesta y sumida en una revisión constante de lo que estos años de carrera han supuesto para ella, Yanya opta por reflejar esa transición profesional y personal en la mayoría de los temas de su nuevo elepé, convirtiendo el cambio y la evolución en el principal leitmotiv del mismo. Como de costumbre, eso sí, nada en el sentir de Yanya resulta tan simple como un viaje de un punto a otro, sino que entre medias se nos muestran varios matices y altos que hacen de su disco un trabajo mucho más complejo de lo que a priori pueda parecer. El tema que da (casi) título al mismo, “Method Actor”, opera como una buena síntesis de la visión que la cantante busca trasmitirnos en su nuevo trabajo, sirviendo este corte como espejo de una singular honestidad destinada a dejar huella en su presente y comenzar a condicionar su futuro (“I'd love to drown in my new costume”).
Así pues, y desde una narrativa casi conceptual, la artista tiene a bien establecer en sus canciones un constante símil entre la figura del actor de método y el músico, sirviéndose de dicho pretexto para sopesar ahora su sobrevenido estrellato y escribir de paso una valiente carta de amor hacia la profesión. La británica abraza a ciegas la creatividad y se vale al máximo de las muchas posibilidades que ésta le ofrece, tomando como nunca antes las riendas de su trabajo y sintiéndose la verdadera protagonista del juego. Su voz, aunque en ocasiones limitada a susurros quedos e introspectivos, consigue llevarse nuestras atenciones y logra sobrecogernos con su decisión de no dejarse nada dentro ("Still before life, still ironic, still I want it, still alone", canta entre riffs difusos y punteos noventeros en “Call It Love”).
Como si el destino viniera escrito en una hoja de texto tirado, y nuevamente valiéndose de su vis artística para mirar de frente a la vida, la cantante nos habla sobre cómo el exceso de previsión nos esclaviza y nos aleja de nuestros impulsos más primarios ("Does it feel like all you have is put in black and white?"), demostrando con sencillez a través de los versos de pistas como “Like I Say (I Runaway)” que su pop, además de tener seso, también consigue ser pegadizo. Y es que a pesar de que la angustia y la toma de conciencia sean los hilos conductores de su guion, en el sonido de la británica hay también espacio para las melodías con pegada, tal y como demuestran los juguetones ritmos rock de “Mutations”, los sollozos minimalistas de “Made Out Of Memory” o los arranques de lo-fi guitarrero de “Wingspan”.
Todos ellos, rasgos e indicios de una evidente transformación que, sin dejar del todo atrás aquello que veníamos disfrutando de la artista hasta la fecha, suponen un evidente punto de inflexión en su joven trayectoria. Con mucha piel y una voz personal e intransferible, “My Method Actor” es exactamente el tipo de progresión al alza que cabría esperar de una voz tan innovadora y atrevida como la de Nilüfer Yanya, quien no doblega su sino a ningún episódico estilo transitorio y consigue darle una vuelta de tuerca más a su propuesta a fin de seguir sorprendiéndonos y cautivándonos.
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